среда, 30 мая 2012 г.

EL CAPÍTULO 80


La mujer abrió los ojos. Estaba tendida en la tierra. El vestido ondeaba al viento, dejando al descubierto sus piernas casi por completo. Se levantó y miró: se estira alrededor de un campo enorme, cubierto de hierba que crece aquí y allá un árbol solitario. No le recuerdo en el que pudiera ser. A lo lejos se oyó el sonido de las máquinas - al parecer, pasó la autopista sin peaje. Se fue por el camino equivocado.

- Dime, Buenos Aires está lejos? - Dijo la mujer, el conductor detuvo el camión.
- Sí, a cincuenta kilometros de ser, - dijo el conductor, mirándola de pies a cabeza.
- Me transportaré?? No tengo dinero solamente.
- Siéntase.
Ella rápidamente se subió al asiento y cerró la puerta. El coche siguió adelante.
En el camino a la ciudad se acordó de todo lo que pasó con ella últimamente. Aquí viene a casa del trabajo, va a su apartamento, la agarró, amordazado. Es conducido lejos, ella no sabía que con los ojos vendados. Mal aliento de alguien y cerrar las manos para subir debajo de la blusa. Rebota. Esto lleva a una habitación, sentado en una silla, las manos atadas, desató sus ojos. Ella está en un almacén, los términos de partes mentirosos, piezas de maquinaria. Dos personas que gritan a ella, tienes que llamar al lugar donde Pablo escondido. Ella dice que no sabe. Se volvió a preguntar, y luego le pegó una. Ella lloraba, estaba herido y asustado. Por otra parte, le vendaron los ojos. Una voz le ordenó, se apaga. Y entonces .... Es mejor no recordar lo que sucedió después. Sintió náuseas.
- ¿Está bien? - Compasivamente le pidió al conductor.
- Sí, - sonrió ligeramente.
Él lo plantó al lado del parque, "Pereyra Iraola". Después tiene que llegar más, sin dinero, a pie. Pero lo más importante, que ya está en la ciudad. Va a ir.

- ¡A ninguna parte no iré! – ha declarado Nico.
- ¿Pero por qué? – No comprendía Antonella. – hace tanto tiempo a ninguna parte no salíamos juntos.
- Las mamás, hace poco me reñías por lo que no visito la universidad. Y ahora quieres llevarme del país, y casi a finales del año escolar, ante los exámenes.
- Claro, eres derecho. El estudio ante todo, – ha consentido Antonella.
- ¿Que en general te venía a la cabeza ir a España?
Ha suspirado.
- Es tan necesario, hijo.
- Y bien, así va sola.
- Y, realmente, Antonella, - Paula ha hablado. Estaban en la sala del apartamento de Antonella. ¿– Para que a ti llevar a los niños a través del océano? Nico se preparará para los exámenes. Controlaré, no se preocupes. Y Lu vivirá perfectamente a nosotros. Ya ha recobrado la salud casi. ¿La verdad, chiquitina?
Lu ha comenzado a menear la cabeza en la respuesta.
- Y bien, sin embargo, las mamás, - ella se ha gazmiado, - no quiero ir también a España.
- Me cortáis simplemente sin cuchillo. Allí bajaré de la mente de la inquietud. Especialmente por ti, - Antonella ha mirado rigurosamente en el hijo.
- No se preocupes, todo será bueno, - Paula la ha asegurado. – Prometo que te llamaremos cada día, y al fin de cuentas nos mandarás al diablo que no te importunemos.
Antonellaа ha sonreído.
- Y bien, han persuadido, está bien. ¿Donde era allí mi maleta?

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