La mujer abrió los ojos. Estaba tendida en la tierra. El vestido ondeaba al viento, dejando al descubierto sus piernas casi por completo. Se levantó y miró: se estira alrededor de un campo enorme, cubierto de hierba que crece aquí y allá un árbol solitario. No le recuerdo en el que pudiera ser. A lo lejos se oyó el sonido de las máquinas - al parecer, pasó la autopista sin peaje. Se fue por el camino equivocado.
- Dime, Buenos Aires está lejos? - Dijo la mujer, el conductor detuvo el camión.
- Sí, a cincuenta kilometros de ser, - dijo el conductor, mirándola de pies a cabeza.
- Me transportaré?? No tengo dinero solamente.
- Siéntase.
Ella rápidamente se subió al asiento y cerró la puerta. El coche siguió adelante.
En el camino a la ciudad se acordó de todo lo que pasó con ella últimamente. Aquí viene a casa del trabajo, va a su apartamento, la agarró, amordazado. Es conducido lejos, ella no sabía que con los ojos vendados. Mal aliento de alguien y cerrar las manos para subir debajo de la blusa. Rebota. Esto lleva a una habitación, sentado en una silla, las manos atadas, desató sus ojos. Ella está en un almacén, los términos de partes mentirosos, piezas de maquinaria. Dos personas que gritan a ella, tienes que llamar al lugar donde Pablo escondido. Ella dice que no sabe. Se volvió a preguntar, y luego le pegó una. Ella lloraba, estaba herido y asustado. Por otra parte, le vendaron los ojos. Una voz le ordenó, se apaga. Y entonces .... Es mejor no recordar lo que sucedió después. Sintió náuseas.
- ¿Está bien? - Compasivamente le pidió al conductor.
- Sí, - sonrió ligeramente.
Él lo plantó al lado del parque, "Pereyra Iraola". Después tiene que llegar más, sin dinero, a pie. Pero lo más importante, que ya está en la ciudad. Va a ir.
- ¡A ninguna parte no iré! – ha declarado Nico.
- ¿Pero por qué? – No comprendía Antonella. – hace tanto tiempo a ninguna parte no salíamos juntos.
- Las mamás, hace poco me reñías por lo que no visito la universidad. Y ahora quieres llevarme del país, y casi a finales del año escolar, ante los exámenes.
- Claro, eres derecho. El estudio ante todo, – ha consentido Antonella.
- ¿Que en general te venía a la cabeza ir a España?
Ha suspirado.
- Es tan necesario, hijo.
- Y bien, así va sola.
- Y, realmente, Antonella, - Paula ha hablado. Estaban en la sala del apartamento de Antonella. ¿– Para que a ti llevar a los niños a través del océano? Nico se preparará para los exámenes. Controlaré, no se preocupes. Y Lu vivirá perfectamente a nosotros. Ya ha recobrado la salud casi. ¿La verdad, chiquitina?
Lu ha comenzado a menear la cabeza en la respuesta.
- Y bien, sin embargo, las mamás, - ella se ha gazmiado, - no quiero ir también a España.
- Me cortáis simplemente sin cuchillo. Allí bajaré de la mente de la inquietud. Especialmente por ti, - Antonella ha mirado rigurosamente en el hijo.
- No se preocupes, todo será bueno, - Paula la ha asegurado. – Prometo que te llamaremos cada día, y al fin de cuentas nos mandarás al diablo que no te importunemos.
Antonellaа ha sonreído.
- Y bien, han persuadido, está bien. ¿Donde era allí mi maleta?
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