вторник, 14 февраля 2012 г.

EL CAPÍTULO 76.

Nico se quedó desconcertado. Él era todo ojos lo miró de pie delante de su padre. Las palabras atorado en la garganta, una bolsa de fruta cayó de su mano, golpeando el suelo con un golpe sordo.
- Nico - Nicolas extendió su mano. Él quería tocar a su hijo, para asegurarse de que no es una obsesión - como muchos eventos en un día. Pero el hombre de repente se alejó, se volvió y echó a correr. - Nico! - llama Nicolas de nuevo.
Nico no se volvió. Corrió precipitadamente, apenas esquivando sillas de ruedas y equipo médico. Y sólo se presentó a la vez, trató de recuperar el aliento. Corazón late con fuerza en mi pecho como un loco. Miró alrededor de la esquina - Nicolas no era visible. Se escondió, y después de algún tiempo volvió a mirar hacia fuera. Nadie. No, tal vez a la cámara no lo haría. No había ni siquiera para reunirse de nuevo con papá. Llamarse, fue al hospital a visitar a su hermana.
Nico se fue hasta el ascensor y pulsó el botón de llamada. Las puertas se abrieron casi al instante. Bajó y pensé que me siento ahora. En realidad, él no perdió nada. Basta pensar, frente a Nicolás en la casa de Lu. Bien puede ser explicado. Solamente gracias al padre la hermana es sana y salva, y él tiene pleno derecho a visitarla. Por supuesto, ahora es recordado por sus hijos. Y donde estaba antes? No, no hay perdón. Sólo venganza! Vamos a Nicolas consoló este encuentro fugaz. Esto no impide que Nico completó su plan.
Pero hoy en día que estaba esperando para otras cosas. Sacó su teléfono celular y marcó el número.
- Hola, mi amor, - le susurró en el teléfono cuando escuchó la voz de Claudia. - Espero que recuerde esta fecha?
- Por supuesto, querido, - dijo la muchacha.
Nico apagado. No, la vida es la cosa impredecible. Dejando el ascensor y llegar al estacionamiento, le arrancó el auto y se dirigió a la carretera. Hoy en día, se van con Claudia en el zoológico. Él sonrió. Como niños, te lo prometo. Pero ella pidió que Nico no podía rechazar. En el zoológico, por lo que el zoológico.

Nicolas miraba detrás del hijo que huía. Había sentimientos encontrados. Por un lado, la alegría de la amistad con su hija, por el otro - el dolor y la tristeza de la reunión con su hijo. Sí, es posible que Nico es enojado.Como si él quería explicarle que no es culpable. En la garganta запершило, a los ojos se han torcido las lágrimas."Tu eres un llorón", - se dijo a sí mismo. - "Antonella estaba en lo cierto, cuando te llama el ganso. El ganso que eres. El llorón y el ganso". Nicolas miró el pasillo. Bueno, ¿qué esperas? Se volvió en la dirección opuesta a aquella donde se encontró un hijo, y un paso lento entró en la cafetería.
En la cafetería del hospital fue ocupado unas pocas mesas. Nicolás se fue a Ana y Víctor.
- ¿Te importa si me uno a vosotros? - Le preguntó.
- ¡Por supuesto! - Exclamó Anna.
Nicolas empujó su silla y se dejó caer sobre él. Ha surgido el silencio. La pareja de edad avanzada miraba a el hombre, que estaba, habiendo abrazado la cabeza por las manos.
- Puede ser, el café, Nicolás? - Víctor preguntó con cautela.
- ¿Qué? - Nicolas alzado la cabeza, - Sí, no estaría nada mal. Voy a traer.
Se levantó y se acercó a la barra. El barman le sirvió un animado tres tazas de café y ayudó a llevar a la mesa.
Nicolas tomó un sorbo. Líquido caliente le quemó la garganta un poco. Ana y Víctor, también bebieron de sus tazas.
- ¿Qué debo hacer? - Por último, dijo Nicolas.
- Lucrecia es una chica maravillosa, - Anna comenzó. - Traben amistad obligatoriamente.
- Yo sería muy feliz. La hija es algo especial. Ahora ha comprendido, cómo eran injustas mis conocidas y los amigos, cuando hablaban que le necesaria al hombre solamente el hijo. Tengo dos hijos. Pero justamente ahora, allí, en la cámara, he comprendido que significa ser el padre, y que esta felicidad, cuando tienes una hija. Como ella mira, cómo habla, como se porta.Puedes enseñarla a mucho. ¡Ya que ella, como una pequeña princesa … Mi princesa!... ¿Que has hecho, Antonella? – Él ha dicho la última frase, como si en la vacuidad.
Anna tomó de la mano. Él la miró con ojos tristes.
- Perdónala. No sé exactamente lo que sucedió en su vida. Cada uno de ustedes tiene una historia.
- Yo no culpable, - Nicolas negó con la cabeza.
- Ahora no importa. Pasaron muchos años. Creo que sólo hay que hablar y tratar de perdonarnos unos a otros.
- ¿Piensa usted que no hablábamos? Ella estaba segura de que yo soy un traidor. Ocultó el nacimiento de mi hija, mi hijo ha indispuesto a mí, se reúne en matrimonio por Martin Suarez.Y todo al mismo tiempo, dice que me ama. Lo que es un truco sucio de su parte como para burlarse de mí!
- No seas egoísta, Nicolas - se unieron a la conversación de Victor. - Antonella sufre.
- Es interesante saber qué? - Nicolas empezó a enojarse. - Ahora estoy frente a Nico, así que huyó de mí como de un leproso.
- Nico es difícil chico - dijo la señora - Pero el es muy bueno. Dale tiempo.
- ¿Y quien me dará este tiempo? Me he cansado batirse sobre la pared, demostrando la razón y la inocencia. ¿Es realmente tan difícil decir algo?
- No apareces en su vida para muchos años. ¿Qué quieres de él ahora?
- Me encantaría aparecer, si Antonella no se me privó de ese derecho.
- ¿Por qué no contarás de este a Nico? - Dijo Víctor.
Nicolás suspiró.
- Porque no me da esta oportunidad.
- ¿Qué Mary-Ines? - Pregunta de Ana.
- ¿Qué le pasa a Mary-Inés? - Nicolas miró a doña.
- María es mi sobrina. Y ella está esperando bebé. Ella le ama y confía en ti.
- No niego de el niño. Se contará con todo lo necesario. Sin embargo, para casarse con Mary-Inés no es mi intención.
- ¿Con quien entonces tienes intención de casarte?
- Ahora no lo sé - murmuró Nicolás.

EL CAPÍTULO 75.

- ¿Quién es Usted? - la chica pregunté de nuevo.
- He venido a visitar a ti, - dijo Nicolas lo primero que me vino a la mente.
Ella se rió.
- Usted es tan gracioso y estúpido.
- ¿Por qué? - Se dio unos pasos vacilantes hacia adelante.
Él se movía como en el sueño. Todavía ayer él mismo no quería confesar a él que teme fabulosamente este encuentro, y hoy él cuesta en la cámara y habla con la hija. Todo le parecía increíble.Y ella lo miró con los ojos bien abiertos, no tuvo reparos.
- ¿Por qué soy gracioso y estúpido? - Nicolás repitió su pregunta.
- Me recuerdas a un burro que accidentalmente andaba en el jardín ajeno, - ha respondido animadamente Lu.
Nicolás no pudo evitar reírse. ¡Increíble! Antonella número dos! Solamente puede dar algo tal, de que a veces simplemente las orejas se marchitan.
- ¿Por qué se ríe?
- Tu me recuerdas a una persona - Nicolás respondió con una sonrisa.
- No habé respondido a mi pregunta. – Lu fue de repente serio. ¿– quien es Usted?
El hombre fue también serio. Esto era la pregunta más difícil, a que lo tenía que responder.
- Yo, - dijo y se detuvo.«¡Y bien, da, di!» - instigaba traidoramente la voz interna. Yo, - empezó de nuevo, y exhalando concluyó: - un donante!
- ¿Quién? - Lu sorprendido.
- Un donante, - repitió Nicolás. – te era necesaria la sangre, y a mí se encontraba justamente aquel grupo, que era necesario.
"Señor, que yo hablo?"
- ¿Significa, Usted es mi salvador?
- Bueno, se podría decir - sonrió débilmente. - Y me gustaría hacer amigos con ti, si no te importa.
La muchacha ha inclinado la cabeza y lo ha mirado, ligeramente habiendo entornado los ojos. La ha gustado este hombre extraño.
- Tal vez, con Usted tendré amistad, señor, - con dignidad ha pronunciado Lu y ha tendido la mano.
- Me habé hecho infinitamente feliz, señorita, - Nicolas ha apoyado el juego y ha besado galante una pequeña mano.
Han mirado uno contra otro y de repente al mismo tiempo se han echado a reír. Y todo era olvidado: el dolor, y la duda, y el miedo. En un instante Nicolas ha sentido la proximidad increíble y el amor enorme a la muchacha, la hija llamada en honor a su abuela Lucrecia. Él le dio regalos, que aún tenía en sus manos.
- Esto es para ti - dijo.
Ella tomó el juguete y una bolsa de naranjas.
- Este es el oso más hermoso, a quien nunca le dio, - dijo - Gracias.
Nicolas miró, y él quería detener el tiempo. Se inclinó hacia su hija y le susurró:
- Eres la chica más guapa del mundo. Y me gustaría que nuestra amistad con que era nuestro gran secreto.
- ¿Por qué? - Ella lo miró sin comprender.
- Ya ves, hay personas que están en contra de nuestro conocimiento. Ellos no tienen que saber que nos hicimos amigos.
- Es gente mala?
- No, son buenos. Sin embargo, aunque no es necesario que les diga.
- Es decir, será una sorpresa para ellos?
- Esto será una gran sorpresa para ellos - Nicolas sonrió y levantó el dedo a los labios. - Pero tengo que ir. Yo os visitaré mañana.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo - le besó la mejilla.
Él no quería irse, pero él sentía que tenía que hacerlo. Él sonrió de nuevo a la chica y se dirigió a la puerta. En la puerta se volvió y envió un beso a Lu. Ella saludó con la mano. Nicolás abrió la puerta y se quedó inmóvil.
- Nico?

EL CAPÍTULO 74.


- Buenos días, doña Ana, - saludó Nicolas. Se detuvo en la puerta y, sin dejar de mirar a la chica sentada en la cama, a su hija.
- B-buenos días, Nicolás, - dijo Ana, tartamudeando. Lo que está sucediendo parecía imposible. Sólo que habló con Lu acerca de su padre y luego, como si por arte de magia, este es el padre apareció en la puerta. Doña no sabía qué hacer, vaya y llame a Antonella, o quedarse y ver qué pasa. Se puso de pie y, poniendo un pie delante, con la boca abierta y los ojos desorbitados, como una estatua congelada.
- Y aquí estoy! Y lo que me trajo - en la casa casi volando (no se olvide de la edad) Víctor y luego chocó con el pie en la puerta de Nicolas. - Mi princesa - una voz apenas audible, concluyó.
- Buenos días, Víctor, - saludó Nicolas.
- Sí, sí, sí - charlatanea señor Aliaga - Buenos días, Nicolás! - Y le tendió la mano en señal de saludo.
Nicolás le estrechó la mano y miró de nuevo a su hija. Él se sentía ahora tonto. No, no simplemente el tonto, y el carnero, que ha clavado los ojos a la nueva puerta. La puerta era realmente nueva. Claro, no es bueno tan llamar a la hija, pero él no podía recoger otra definición.Tenía en una mano y un oso de peluche en el otro - un paquete de naranjas. Y no sabía que hacer.
- ¿Quién es Usted? - Dijo Lu.
Nicolas se ingiere. Una pregunta tan sencilla, pero tan difícil de responder.
- Yo .. - empezó a decir.
- Señor Aliaga - doña Ana lo interrumpió - y no tomamos una taza de café, no?
- Sí, sí, sí - una vez más charlatanea Victor. - ¿Está loca? - Exclamó, cuando Anna, tomando su mano, sólo empujó fuera de la cámara. - Los déjar juntos! Él ... Y Antonella ... Si ella se entera?
- Ella no sabe - doña aseguró. - Es hora de conocer a una niña con su padre.

EL CAPÍTULO 73.


Ana entró cautelosamente en la habitación. Lu se sentó en la cama y leer un libro. Lu generalmente diferentes de los niños de hoy que le encantaba leer. Lo más la gustaban las historias de la fantasía. Aquí y ahora era absorbida por un de los libros de Harry Potter, por eso no oía que en la cámara alguien ha entrado, y ha mirado solamente entonces, cuando la han llamado:
- ¡Hola, chiquita!
Lu levantó la vista del libro.
- Doña Ana! - ha exclamado.
- Veo que has recuperado totalmente - Ana sonrió y le acarició el cabello de la niña.
- Sí, me siento muy bien, pero el médico todavía no me deja ir a casa - con resentimiento, dijo Lu.
- No se preocupes, - ha asegurado doña , - él obligatoriamente lo hará, tan pronto como estará seguro que contigo todo está en orden. ¿Que lees?
- "Harry Potter y el cáliz de fuego".
- Y, por supuesto, Harry es tu personaje favorito?
- ¡Sí! Es tan fuerte y valiente, sin miedo, - dijo la muchacha y de una pequeña pausa, añadió: - Como mi papá ...
Ana se ha estremecido.
- ¿Por qué piensas así? – Ha preguntado.
- No sé, - ha suspirado Lu. – me parece que él debe ser tal. Y un día nos encontraremos. Sí, doña, sé que mi padre murió.
Esta confesión inesperada de la muchacha ha asombrado a Ana. Por alguna razón, ella decidió que Lu olvidado todo lo que oyó por casualidad una conversación entre su madre y su hermano, que una vez le dijo el señor Aliaga, fue sólo un episodio menor en la vida. Pero resultó equivocado. Ana quería responder, pero las palabras atascado en la garganta cuando se dio la vuelta al sonido de apertura de la puerta y vi a alguien que entró en la sala.

EL CAPÍTULO 72


Antonella se ha levantado al escalón y se ha parado cerca de la puerta de entrada. Habiendo cobrado ánimo, ha presionado el telefonazo. Habiendo retenido la respiración, esperaba, cuando se abrirá la puerta, pero esto no ha pasado. Ha esperado aún un poco más. De nada. «Probablemente no el destino», - ha pensado y ha dado vueltas casi, cuando en el castillo ha comenzado a rechinar la llave, y la puerta se ha abierto.
- ¡Dios mio! – ha resonado a ella en la espalda. – La reina ha condescendido hasta la madriguera de rata.
- ¡El diablo te tomaría, Paula! – ha exclamado Antonella. – he llegado a pedir perdón, a propósito, y no escuchar sus insultos.
- ¿Pedir perdón? – Se ha asombrado de Paula. ¿– de que tiempos de la reina piden perdón?
- ¿Me dejarás entrar o no? – Habiendo dejado pasar el sarcasmo delante de las orejas, ha preguntado Antonella.
Paula ha abierto la puerta más ampliamente, dejando la posibilidad a la amiga entrar:
- ¡Le pido, su Majestad!
- ¿A ti el café o el té? ¿O, puede ser, al veneno que podáis escupir por ello? – Ha preguntado Paula, cuando han entrado en la sala.
- Das me un par de dardos para que puedo poner en marcha por ellos a tú, si vas a no cesar. ¡Паула, bastará! A mí y es tan pesado.
- Pero fácil para mi, - ha respondido la mujer. – mi amiga se ha metido en un asunto sucio, que puede amenazarla con los disgustos …
- No presentas, por que, - ha musitado Antonella.
- ¿Hasta así?
- Sí.
Antonella se ha acercado a la amiga y la ha abrazado.
- Perdóname. soy idiota, la idiota estúpida. ¿Sí que allí, la idiota? ¡La cretina!
- Sabes, me gusta tu autocrítica, - Paula ha sonreído.
- Me he embrollado así, Paula. No sé que hacer. Me parece que he caído en las arenas movedizas: más trato de desenredarme, se atasco más fuerte.
Паула ha mirado la amiga. A los ojos de las dos había unas lágrimas.
- Ti mi única amiga próxima, Antonella. Mucho te quiero. Tu, Nico, Lucrecia y Lautaro soís mi familia. ¿De veras piensas que puedo causarte el daño?
- Ayudame, - ha pedido Antonella. - no escupiré por el veneno, prometo.
Se han sentado al sofá junto, y Antonella, habiendo suspirado, ha comenzado a contar:
- Aquella noche de mí ha no parado en casa …
- Me es sé. Hasta puedo suponer, precisamente donde has pasado la noche. Antonella ha suspirado de nuevo.
- Sí, era con Nicolas. Él ha salvado Lu, y mí …
- Y has decidido así agradecerlo, - ha acabado por ella Paula.
- Sí. Puedes condenarme …
- Yo no te culpo. Por otra parte, me alegro mucho por ti.
- ¿Qué? - Antonella sorprendido.
- Antonella - Paula llevó a su amigo por el brazo - ya puede ser suficiente para romper una comedia?
- ¿Qué?
- El hecho de que tu y Nicolas amarnos unos a otros. Lu y la salvación no tiene nada que ver con eso. Que han llegado a él porque lo quería.
- ¿Qué tonterías estás diciendo, Paula! - Antonella despedidos.
- No es estúpido. Tu mismo admitis que lo quiere. Nicolas te ama. Comprender que la vida te ha traído de nuevo juntos por una razón. Ella decidió darle otra oportunidad.
- No quiero que al azar - Antonella dijo, pero el amigo fue implacable:
- Te gustaría, Antonella. Sólo que no hayan logrado entenderla. Escucha a tu corazón. Nos dice que la respuesta correcta. Todo lo que hacen todos los acontecimientos que suceden en su vida, reunir a todos los más, que es su destino.
Antonella corrieron de sus ojos de lágrimas.
- Pero no puedo. ¿Y sabes por qué.
- Chantaje, querida amiga, sin embargo, nadie no la felicidad. Mary-Inés esta segura que te deja en las manos - que va a hacer una peor, luchando con sus sentimientos por Nicolas para proteger la vida de sus hijos. Sin embargo, sólo la verdad que la vida o Dios, o quien sea, mucho más inteligente, Mary-Ines. Él sabe lo que te necesitas. Te necesitas estar cerca de Nicolas. Este hombre es su suerte.
- ¿Qué puedo hacer?
- Dile todos a Nicolas.
- ¿Qué? - Antonella no creer lo que oía. - ¿En serio?
- Muy serio. Sólo para que lo pueda pisar la garganta de Mary-Ines.
- Y finalmente destruirlo todo. Como si tu no sabes que Nicolas.
- Yo sé por qué dicen que hay que lo dicen todo. Él de mal humor, llanto, llame a su última palabra. Pero tarde o temprano te perdonará. Después de todo, que te ama más que cualquier otra cosa.
Antonella comenzó a llorar aún más.
- Soy una tonta, Paula. Cuando la entrega de cerebros, que sólo obtuvo el cabello grueso.
Una amiga se rió y le acarició la cabeza de Antonella.
- Tu tienes un pelo hermoso - dijo. - Y con el cerebro que tiene todo en orden.
La mujer de repente dejó de llorar y miró a Pablo.
- ¿Y qué pasa Martin?
- Martin es una persona maravillosa. Él te ama y que sus hijos están bien con él. Él tiene un gran esposo.
- ¡Oh, Dios, Paula, ¿cómo puedo ser?
Antonella y sollozaba violentamente.

EL CAPÍTULO 71


- Carlo! - Exclamó Sylvia, cerrando la puerta de la oficina de Nicolás. - ¿Qué estás haciendo aquí?
Carlo sonrió débilmente.
- Fui a ver si hay algo para mí - dijo.
- Vamos a ver. Parece que algo - ella fue a la mesa del anotador y tomó una pila de sobres. - Aquí.
Carlo tomó el sobre y miró en la dirección. Como siempre, nada raro. Volvió a mirar a la chica.
- ¿Y dónde es Sylvia? - Le preguntó.
Claudia se encogió de hombros.
- Nadie lo sabe. Ayer se fue a trabajar, y hoy en día, también. Su teléfono está en silencio.
- Es extraño.
- Es muy extraño - estuvo de acuerdo. - Tal vez enfermo. Pero entonces, ¿por qué no responder?
- Yo podría ir a su casa. Sólo que ahora no sé la dirección.
- Su domicilio se encuentra en el departamento de personal. Voy a conseguir.
Carlo asintió con la cabeza. Esperó hasta que Claudia sale de la sala de espera. La ausencia de la secretaria no está particularmente preocupado por eso. Mucho más importante fue el que estaba detrás de la puerta de la oficina. Casi se acercó a ella cuando se abrió, y apareció en el borde de Nicholas. Carlo se quedó estupefacto. Resultados por un momento sus ojos se encontraron. Carlo sentía el sudor de las axilas, y absorbido por el estómago. Nicholas miró delante de él pelirrojo Correo, y en su mente había una idea extraña, como si viera algo que es dolorosamente familiar. "Lo que una ilusión?"
- ¿Y dónde está esa chica? -, Dijo Nicholas. - Claudia parece ser su nombre.
- Va a ser, mi señor presidente. - Carlo trató de calmar la excitación. No es todos los días que es tan fácil, que puede encontrar con su propio padre.
- Bueno, - Nicolás asintió con la cabeza. - Y usted, si no recuerdo mal, Carl?
- Sí, señor presidente. Yo trabajo para usted por correo. Solo fuimos a recoger el correo.
- Muy bien. Bueno, entonces, vamos - el hombre señaló a la puerta - hacer su trabajo.
- Sí, señor, - vaciló Carlo. Se tambaleó hasta la puerta, mirando a Nicholas.
Una vez en el pasillo, un joven se apoyó contra la pared y suspiró. ¿Cuánta energía se necesita para que algo se tenga en la mano. ¡Con qué placer sería que ahora regresó y golpeó en la cara de padre sin escrúpulos es. Y luego se dio a sí mismo. "No me gusta! Usted robó mis sueños, y ahora que usted ha escogido y su madre. Te odio, padre! "