вторник, 14 февраля 2012 г.

EL CAPÍTULO 72


Antonella se ha levantado al escalón y se ha parado cerca de la puerta de entrada. Habiendo cobrado ánimo, ha presionado el telefonazo. Habiendo retenido la respiración, esperaba, cuando se abrirá la puerta, pero esto no ha pasado. Ha esperado aún un poco más. De nada. «Probablemente no el destino», - ha pensado y ha dado vueltas casi, cuando en el castillo ha comenzado a rechinar la llave, y la puerta se ha abierto.
- ¡Dios mio! – ha resonado a ella en la espalda. – La reina ha condescendido hasta la madriguera de rata.
- ¡El diablo te tomaría, Paula! – ha exclamado Antonella. – he llegado a pedir perdón, a propósito, y no escuchar sus insultos.
- ¿Pedir perdón? – Se ha asombrado de Paula. ¿– de que tiempos de la reina piden perdón?
- ¿Me dejarás entrar o no? – Habiendo dejado pasar el sarcasmo delante de las orejas, ha preguntado Antonella.
Paula ha abierto la puerta más ampliamente, dejando la posibilidad a la amiga entrar:
- ¡Le pido, su Majestad!
- ¿A ti el café o el té? ¿O, puede ser, al veneno que podáis escupir por ello? – Ha preguntado Paula, cuando han entrado en la sala.
- Das me un par de dardos para que puedo poner en marcha por ellos a tú, si vas a no cesar. ¡Паула, bastará! A mí y es tan pesado.
- Pero fácil para mi, - ha respondido la mujer. – mi amiga se ha metido en un asunto sucio, que puede amenazarla con los disgustos …
- No presentas, por que, - ha musitado Antonella.
- ¿Hasta así?
- Sí.
Antonella se ha acercado a la amiga y la ha abrazado.
- Perdóname. soy idiota, la idiota estúpida. ¿Sí que allí, la idiota? ¡La cretina!
- Sabes, me gusta tu autocrítica, - Paula ha sonreído.
- Me he embrollado así, Paula. No sé que hacer. Me parece que he caído en las arenas movedizas: más trato de desenredarme, se atasco más fuerte.
Паула ha mirado la amiga. A los ojos de las dos había unas lágrimas.
- Ti mi única amiga próxima, Antonella. Mucho te quiero. Tu, Nico, Lucrecia y Lautaro soís mi familia. ¿De veras piensas que puedo causarte el daño?
- Ayudame, - ha pedido Antonella. - no escupiré por el veneno, prometo.
Se han sentado al sofá junto, y Antonella, habiendo suspirado, ha comenzado a contar:
- Aquella noche de mí ha no parado en casa …
- Me es sé. Hasta puedo suponer, precisamente donde has pasado la noche. Antonella ha suspirado de nuevo.
- Sí, era con Nicolas. Él ha salvado Lu, y mí …
- Y has decidido así agradecerlo, - ha acabado por ella Paula.
- Sí. Puedes condenarme …
- Yo no te culpo. Por otra parte, me alegro mucho por ti.
- ¿Qué? - Antonella sorprendido.
- Antonella - Paula llevó a su amigo por el brazo - ya puede ser suficiente para romper una comedia?
- ¿Qué?
- El hecho de que tu y Nicolas amarnos unos a otros. Lu y la salvación no tiene nada que ver con eso. Que han llegado a él porque lo quería.
- ¿Qué tonterías estás diciendo, Paula! - Antonella despedidos.
- No es estúpido. Tu mismo admitis que lo quiere. Nicolas te ama. Comprender que la vida te ha traído de nuevo juntos por una razón. Ella decidió darle otra oportunidad.
- No quiero que al azar - Antonella dijo, pero el amigo fue implacable:
- Te gustaría, Antonella. Sólo que no hayan logrado entenderla. Escucha a tu corazón. Nos dice que la respuesta correcta. Todo lo que hacen todos los acontecimientos que suceden en su vida, reunir a todos los más, que es su destino.
Antonella corrieron de sus ojos de lágrimas.
- Pero no puedo. ¿Y sabes por qué.
- Chantaje, querida amiga, sin embargo, nadie no la felicidad. Mary-Inés esta segura que te deja en las manos - que va a hacer una peor, luchando con sus sentimientos por Nicolas para proteger la vida de sus hijos. Sin embargo, sólo la verdad que la vida o Dios, o quien sea, mucho más inteligente, Mary-Ines. Él sabe lo que te necesitas. Te necesitas estar cerca de Nicolas. Este hombre es su suerte.
- ¿Qué puedo hacer?
- Dile todos a Nicolas.
- ¿Qué? - Antonella no creer lo que oía. - ¿En serio?
- Muy serio. Sólo para que lo pueda pisar la garganta de Mary-Ines.
- Y finalmente destruirlo todo. Como si tu no sabes que Nicolas.
- Yo sé por qué dicen que hay que lo dicen todo. Él de mal humor, llanto, llame a su última palabra. Pero tarde o temprano te perdonará. Después de todo, que te ama más que cualquier otra cosa.
Antonella comenzó a llorar aún más.
- Soy una tonta, Paula. Cuando la entrega de cerebros, que sólo obtuvo el cabello grueso.
Una amiga se rió y le acarició la cabeza de Antonella.
- Tu tienes un pelo hermoso - dijo. - Y con el cerebro que tiene todo en orden.
La mujer de repente dejó de llorar y miró a Pablo.
- ¿Y qué pasa Martin?
- Martin es una persona maravillosa. Él te ama y que sus hijos están bien con él. Él tiene un gran esposo.
- ¡Oh, Dios, Paula, ¿cómo puedo ser?
Antonella y sollozaba violentamente.

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