понедельник, 16 января 2012 г.

EL CAPÍTULO 67.


- Mamá, me extrañas mucho a ti! - Lu se frotó la mejilla contra la mano de su madre.
- Yo también, querida, - Antonella besó a su hija . - ¿Cómo te sientes?
- Bueno, - respondió la muchacha. - Siéntate conmigo.
Antonella le acarició el cabello de su hija. Los ojos llenos de lágrimas, pero ella era. Lu ya no está en riesgo. Ahora ella estaba mejorando, día a día cada vez más optimista y alegre. "Todo va a estar bien!" - Antonella pensamiento. Porque de lo contrario no podría ser. Ahora se ha vuelto aún más fuerte. Junto a ella, sus hijos y un hombre que la ama. La felicidad más presente femenina. Ha besado de nuevo a la hija.
- ¡Hola! - Paula entró en la cámara.
- ¡Hola! - Exclamó en respuesta a Antonella.
- ¿Cómo está mi ahijada? - Paula volvió a Lu.
- Bueno, mi tía. - Lu se quedó en la cama. - ¿Qué me has traído?
Las mujeres se echó a reír.
- Lu, no te da vergüenza! - Antonella regañó la hija.
Pero la muchacha no se ha turbado. Era todo ojos mirando a Paulo y esperó a ver lo que le daría algo sabroso.
- Por supuesto, no he venido con las manos vacías - Paula sacó de la bolsa una pequeña caja y Lu entregó. - Es un regalo del señor Víctor. Él le pidió que convalecer muy rápidamente.
Bebé sonrió, abrió la caja y allí sacó una cesta llena de arena, con trozos de fruta y crema. Que ella ágilmente le dio un mordisco y comenzó a masticar con fuerza.
Antonella amor miró a su hija. Niña come torta apetitosa y, parece ser que en este dulce manjar se centra ahora toda su vida poco.
- No quieres nada que contarme?? - Pregunta una amiga, mirando a la ahijada. Pero Antonella entendió que se refiere a su amiga.
- No, - ella negó con la cabeza.
- Antonella, dejar de mantener su vida de la muestra y te de una personalidad enigmática. ¿Por qué, cuando se necesita algo para discutir, te vas de la conversación
- Puede ser, yo no quiero hablar de nada - Antonella se encogió de hombros.
- Anteriormente, no eran así.
- Antes yo era más joven y estúpido.
- Y ahora se hacen mayores y más intelegente? - Paula respondió.
Antonella no dijo nada. Ella metió la hoja bajo los pies de su hija, y ella les acariciaba.
- Escucha - Paula ha tomado a la amiga por la mano y le ha desenvuelto.. - No voy a subir de nuevo a tu alma y saber lo que está pasando en ella. Creo que sabes esto. Pero quiero ayudar. Eres mi amigo y te quiero. Ahora está tratando de lanzar una pelota, pero se enreda en los que con más ahínco.
Antonella suspiró. Cómo Paula ley.
- ¿Y qué puedo hacer? - Lágrimas en los ojos pidió a Antonella.
- En primer lugar, no alienar a las personas más cercanas. Nico nos llamó por la noche. Él estaba buscando. Que partieron ayer desde el hospital es muy extraño. Y si no fue a su casa, entonces ... ¿Dónde has ido?
- Lo querría saber también!
las mujeres has volven bruscamente. En la cámara, Martin vino. Primero fue a Lucrecia, la besó en la parte superior y le entregó un paquete de naranjas, y luego se volvió hacia a Paula y Antonella.
- Hola, querido! - Saludó alegremente Antonella.
- Hola, querida! - Dijo Martin. - Entonces, ¿dónde estabas?
Antonella miró a los desafíos por delante de el novio y su amiga. "Déjame en paz!" - Quiso gritar en voz alta. Pero ella se quedó allí y sonrió estúpidamente. Y en silencio.
- Antonella ... - Paula comenzó.
- Caminé! - Espetó Antonella. - Una. Durante toda la noche. El teléfono no puede tomar, porque nadie quería hablar. ¡Todo!
Quedó sin aliento. Martín y Paula la miró con ojos muy abiertos.
- Has ensayas largo rato? - Le preguntó Martín.
- No, - respondió sarcásticamente Antonella. - Mi aria de una corona fue evaluado esta mañana por Nicolas Piovano. Me lo envió al infierno. Y, si ambos no están detrás de mí con sus preguntas estúpidas, me escupen veneno a vos.
- Y a mí también? - Pregunta Lu a su litera.
Entonces todo el mundo recuerda dónde están. Antonella corrió a su hija.
- Por supuesto que no, querida, - presionó a su hija contra su pecho. - Mi veneno sólo para las ratas.
Ella miró deliberadamente Martin y Paulo.
- Por lo tanto, estamos a las ratas? - Con el acero en su voz le preguntó Paula. - ¿Sabes qué, mi querida amiga ...
Pero no terminó. Repentinamente se volvió, la mujer ha salido de la cámara, en voz alta cerrando la puerta detrás de él.
Martin miró en silencio a Antonella por la mirada de la persona desengañada, y fue detrás de Paula.
- Lu, ¿por qué soy tan estúpida? - Antonella dijo, cuando Martín se fue.
- Mamá, eres la mejor del mundo! - Lucrecia abrazado con fervor la madre. - Te quiero y quiero irme a casa.
- Pronto será dado de alta - alentada por su hija Antonella. Con firmeza la apretó contra él, como si temiera que ella desaparece de su vida ya que recientemente perdió a su hombre amado, y ahora que era muy similar a ella, y sigue siendo una amiga y un novio.

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