воскресенье, 4 декабря 2011 г.

EL CAPÍTULO 49.


Patio de la casa era iluminada por la mañana, todavía no había logrado obtener su fuerza, el sol. Doña Ana pululaban en una cama para niños, donde crecen los tomates. Estar de buen humor, es tarareando algo e incluso se las arregla para bailar, sobre todo en las manos y la cabeza tenía los pies en la posición en la que el baile bastante incómodo. En otras palabras, ella se sentó en el suelo.
- Buenos días, doña Ana! - Saludó a su el señor Víctor, publicada en el patio a tomar café por la mañana.
En sus palabras se dio la vuelta.
- Buenos días, señor Víctor! - Exclamó con alegría Ana y saludó. - Excelente clima de hoy, ¿no?
- ¡Maravilloso! - Víctor estuvo de acuerdo. - ¿Cómo son sus barrios?
- Muy bien! Pronto voy a la cosecha, y yo te llevaré a mi gazpacho de la marca.
- Tengo el agrado de aceptar su invitación.
Ana sonrió y otra vez con sus tomates. Víctor respiró profundamente el aire lleno de aroma de madera de acacia, cuyas ramas son cuidadosamente rodeado de un frescor suave, y tomó un sorbo. Miró a la mujer sentada en el tomate de monte. Parecía haber perdido el interés en todo lo que sucede a su alrededor y se centró sólo en su clase. Ambos han sido durante mucho tiempo los vecinos, que nada podía avergonzar o causar confusión. La mujer sintió una mirada, miró hacia atrás y volvió a sonreír. Es inmensamente querido él desde que se conocieron, y eso fue hace mucho tiempo, y recordar que da miedo. Donna volvió a los tomates. Víctor la observaba, se extiende una pequeña copa en la garganta miserable. Unos minutos más tarde, Ana se levantó y caminó hacia él, quitándose los guantes en movimiento.
- Bueno, aquí estoy acabado. Ahora bebo café. Se vierte más? - Le preguntó la mujer, llegó a la mesa, detrás de la cual Víctor sáb.
- No te rindas.
Ella tomó su copa y se fue a la casa. Algún tiempo después regresó y se coloca en una mesa con una bandeja en pie con una taza de café y un tazón pequeño con la masa.
- Y aquí está el café!
- Usted es muy amable, - ha alabado Víctor y ha tomado la taza.
Ana se sentó en la silla de pie cerca. Tomó un sorbo, ella hizo una mueca un poco de placer.
- Un café mas excelente!
- Estoy de acuerdo! Mira, Ana, con sus habilidades culinarias que necesita para trabajar en un restaurante. Estoy seguro de que no será de colgar a los clientes.
Doña se echó a reír.
- ¿Y tomar un trabajo de usted? No, señor Víctor, perdóname todas estas vueltas y revueltas. Yo cocino sólo en virtud de un buen humor.
"Qué bueno, así, tomar el sol por la mañana para tomar un café y charlar sobre cualquier cosa" - Victor pensamiento. - "Si está de acuerdo en casarse conmigo y que animan nuestra soledad con ella, yo sería feliz."
Y dijo en voz alta:
- Tiene razón Usted. Mejor cuando yo vaya a Usted sobre el gazpacho, y yo muy seguro de que no envenenarme.
Ella volvió a reír, y él le llamó la risa.
- ¿Sabe Usted qué me molesta? - Ana pronto se puso serio.
- ¿Qué?
- Exactamente quién. Nuestra vecina.
- Antonella?
- Exactamente. Yo sé algo, y eso me atormenta.
Víctor alerta.
- ¿Qué? Bueno, usted dice! --Preguntó suavemente.
- Mi sobrina Mary-Inés se va a casar con Nicolás Cornejo Mejia.
- Espere, ¿no es el, quien fue elegido recientemente para el Parlamento?
- Lo mismo.
- ¿Qué tiene esto que ver con el senador y Antonella, excepto que estaba preparando su campaña?
- Ya ves - el comienzo de los fondos, y se detuvo, como si de decidir por sí mismos, a decir o no.
- ¿Y qué? - Le preguntó con impaciencia.
Ana finalmente resuelto.
- Nicolás Cornejo Mejía - ex-marido de Antonella. Espero que vio Usted ese programa?
Y Víctor recordó. Y transmisión, y un beso. Y se sorprendió de que realmente no pensaba en todo lo anterior. Él sabía la historia de Antonella, pero nunca he visto fotos de su marido.
- Usted piensa que...?
- Sí, creo que todavía se aman.

- Mira quién otorgó a nosotros! - Paula exclamó feliz cuando vio a su puerta Antonella y Lu.
- Alguien se quejó de que no venimos a ti, - sonrió Antonella, saltando hacia adelante a una hija.
- Hola, tía! - Saludó a la niña y salió a la puerta abierta.
- Ahora veo que nada - respondió Paula. - Oye, nena. ¿Cómo estás?
- Asqueroso! - No, en absoluto avergonzado por la madre al lado, dijo Lu. - Mamá todo el tiempo en el trabajo. Sin embargo, Nico no prestó atención a mí.
- No te preocupes. Soy estrictamente una charla con su madre y su hermano, y que se disculpe y te acompañe en un café o una película.
- Bueno, barre! Vamos a cinco! - Lu extendió la palma de la mano, y Paula llamada golpe en su mano.
- Oí la voz de mi querida ahijada - Lautaro entró en la habitación y se dirigió a la muchacha.
- Tío Lautaro! - Ella corrió hacia el hombre. Él la cogió y empezó a girar alrededor. Lu se echó a reír alegremente.
- Tengo algo para que haya preparado. Vamos, espectáculo.
Ella asintió con la cabeza, y se fueron a la casa linda con el jardín.
Las amigas, ver esta escena, también animaron. Lu siempre se hace la recuperación en esta casa, que nunca sonó la risa infantil. Paula trajo el café y jugo, y las mujeres se estableció en la sala de estar, con la intención de pasar una hora o dos en una conversación privada.
- ¿Cómo fue la banquete? - Paula en seguida ha pasado al asunto.
Antonella suspiró, la recopilación de sus pensamientos. ¿Debo decirle a su amiga toda la verdad?
- Nada especial. La banquete aburrida. - Ella respondió. Pero Paula, que sabía muchos años a Antonella y es suficiente para estudiarlo, sabía inmediatamente que algo había sucedido. Antonella, aunque fue en el pasado una actriz en su vida no saben cómo ocultar mis sentimientos.
- Bueno, vamos a difundir, querida, - dijo Paula, que representa la cara la sonrisa condescendiente.
- ¿Qué? - Antonella sacudió. - No hay nada allí.
- - Sabes, he aprendido algo a una amiga. Si vas a no contar, regaré tu cabeza por el jugo, - Paula ha estirado detrás del vaso.
- Bueno, - se ha comprometido a Antonella, y haciendo una breve pausa, añadió: - Nicolás me confesó en el amor.
Paula ojos se abrieron al valor de las monedas en los veinte y cinco pesos, la boca abierta, y durante unos minutos, ella se quedó sin habla. Antonella en silencio observaba la reacción de los amigos.
- No puede ser! - Por último obligó a una mujer.
- Eso es todo lo que puedo decir?
- ¡Por fin! - Exclamó Paula. - ¿Cómo estoy feliz por ti!
- Parece que el patinadero ha trasladado a ti los cerebros. Esto es un desastre, Paula!
- ¿Por qué?
- ¿Qué debo hacer con su amor? - Antonella estaba dispuesto a llorar.
- El amor mismo - Paula sonrió y abrazó a su amiga. - ¿Lo amas?
- ¿Se lo he dicho esto en la cabeza! - Antonella se rompió, pero después de la mirada recriminatoria de Paula dio por vencido y con los ojos bajos, dijo: - Sí, lo amo.
- Dios escuchó mis oraciones! Cuando uno se casa?
- ¡Nunca! Puede ser, por mi esta el marasmo viejo, pero no lo suficiente para subir más en el circuito. ¿O te olvidas de las amenazas del pollo desplumado Mary-Inés?
- Pues, no eres viejo y no tienes no marasmo, - Paula sonrió.
- No tengo otra opción - por desgracia, dijo Antonella. - Tengo que casarse con Martín. Él es mi destino.

Nico llegó una carta de la guantera y miró de nuevo a la dirección. "Agencia de Detectives Risotto" aparece en el sobre. El joven se entregó en sus manos y miró a su alrededor, abrió. A partir de ahí, cayó una hoja de papel doblada por la mitad, que resultó ser .... cheque. Más bien en una cantidad sólida.
- ¿Qué quieres decir, padre? - Pidió a Nico al silencio. Dobló el cheque en el sobre y comenzó el coche.

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