понедельник, 12 декабря 2011 г.

EL CAPÍTULO 57.


Antonella en un vestido de novia de pie frente al espejo y cabello alisado. Toda la imagen, en su opinión, era absolutamente armoniosa: traje de color turquesa brillante complementa medias amarillas, y un tono para una cinta delgada en la chaqueta. Se celebró el pasado un cepillo de rizos castaños, puso en la cabeza de un sombrero de color turquesa elegante, que ella siempre llevaba en la víspera de un pequeño ramo de violetas, rosas y azules, parecía un espectáculo, y satisfecho con lo que vio, salió de su dormitorio.
- Mamá, te ves genial! - Dijo Nico, cuando Antonella ha entrado en la habitación.
Lu corrió a ella y la abrazó.
- Mamá, eres tan hermoso! - Ella sonó.
- Gracias, mis paientes! - Antonella dio las gracias y le preguntó: - Paula no viene?
- ¿Crees que yo podría perderse un evento tan importante? - Paula entró en la habitación. - Dales que te mire.
Antonella tímidamente sacudió a su alrededor, lo que permite a una amiga a considerar los detalles en el orgullo lleno.
- Eres magnífico, como siempre! - Paula elogió.
Antonella puso los ojos, y un instante después se echó a reír.
- ¿Estás solo? - Pregunta. - ¿Y dónde Lautaro?
- Lautaro, donde debe estar al padrino de boda - en el municipio. Martin ayuda a calmar el temblor en las rodillas.
- Sería bueno para mí y alguien le ayudó - murmuró Antonella.
Paula sólo suspiró. Ella no quería meditar de nuevo hablando de Nicolás y Martín. Ella sabía que su amiga y tan duro, así que trate de cambiar de tema.
- ¿Dónde está el banquete? - Pregunta.
- En el restaurante del señor Víctor. Por cierto, tendrás que llamarlo y advierten que estamos un poco retrasados. Martín quería después de la ceremonia fue a ver a sus abuelos.
- Mamá - incrustado en la conversación Lu - vamos, voy a correr. Esta es la vuelta de la esquina.
Antonella se asustó de repente.
- ¿Por qué? - En su voz había preocupación. - Vamos a recoger. Sólo en el camino.
- No hay nada terrible va a suceder si una chica se escapa - Paula le aseguró. - Esta es una cuestión de dos minutos. Es verdad, cariño? - Se volvió hacia Lu.
- Bueno, por supuesto - la chica asintió con la cabeza. - Tengo un flash. De ida y vuelta - y corrió hacia la puerta.
Antonella cuidaba de su hija. Algo vago surgió en el cerebro. Como si un presentimiento de algo malo, terrible.
- Oye, ¿qué te pasa? - Paula intentó despertar a su amiga.
- Tengo miedo, Paula. No debería haber dejado que se vaya - Antonella miró a Paula. - Vamos a ir a por ello.
Paula se encogió de hombros.
- Bueno, - se ha comprometido a una mujer - Lu, probablemente justo a tiempo para llegar al restaurante. Vamos a tomarlo.
Nico estaba sentado detrás del volante, esperando vendrá Antonella y Paula. Al verlos, inmediatamente encendió el motor. Cuando las mujeres ocuparon sus puestos, el coche se movió. Mientras se conduce, el corazón de Antonella latía como las carreras. Y tan pronto como Nico estacionado, saltó del coche y corrió hacia el restaurante.
- ¿Dónde está Lu? - Omitir el saludo, se encontró con Víctor.
- Lu? - Sorprendido absolutamente asombrado señor Alyaga. - ¿Necesita estar aquí?
- Es decir, ¿cómo? - Le preguntó bruscamente mujer - Lu fue a su restaurante hace cinco minutos.
- Pero ella no vino - sorpresa aún mayor, respondió Víctor.
Antonella frío.
- ¿Está seguro? - Le preguntó con cautela.
- Sí. Me gustaría saber.
Antonella en las piernas rectas dio la vuelta y caminó hacia la salida. No tener tiempo para hacer dos pasos, ella se desmayó.

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