среда, 2 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 16.

El combate informático era en apogeo, cuando la puerta en la habitación se ha abierto, y ha entrado Antonella por el andar firme.
- Como veo, has recobrado la salud, - se ha dirigido al hijo.
- ¿Que? - Nico se ha vuelto a la voz de la madre y... Inmediatamente ha dejado pasar el curso - su jugador ha recibido por el cuello, habiendo perdido además un montón de puntos.
- Si vas a no desconectar el ordenador, lo echaré del balcón, - ha pronunciado con cólera Antonella.
El hijo sabía perfectamente, que loco es a veces a su madre, por eso ha preferido no discutir. Y todavía él sabía, para que ha llegado y por qué habla así.
Él ha retirado los juegos, ha desconectado el ordenador y ha puesto en Antonella la mirada, completa de la atención.
- ¿Donde eras ayer? - Ha resonado la pregunta.
- Paseaba, - ha respondido Nico, mirando la madre directamente en los ojos.
- Sabes que, mi por el camino hijo, - se ha acercado al hijo como es posible más cerca, tratando hablar con aquella entonación que le haya llegado todo el sentido de las palabras, dichas por ella, - No te he pegado el guantazo por lo que has hecho ayer en la cafetería, solamente porque es inimaginablemente mala a tu padre. Pero lo que has hecho después, habla sobre lo que he criado al baboso, que inmediatamente se tira a la copa a los disgustos menores.
- ¡Lo odio! - ha gritado Nico, pero su voz ha temblado traidoramente sobre la última palabra.
- ¡Perfectamente! Y bien, da, quema su casa, rompe el coche, roba el business...
- ¡Será necesario - quemaré! - ha disparado el muchacho, y en el mismo momento ha recibido la bofetada fustigante.
- ¡No se atrevas! ¿Oyes? ¡Por que él ni era, él tu padre! No te criaba para esto para llevar las transmisiones en la cárcel, donde pasarás el resto de la vida.
- Él nos ha traicionado. Llamaba nunca y no llegaba. Era llevado con unas pindongas. ¡Veía!
¡Aquí así la novedad! Sobre este Antonella oía por primera vez.
- ¿Veía? ¿Donde?
- Abelardo me llevaba. Lo pedía.
Así-tan-tan. Significa, Abelardo, este presumido el vejete, llevaba a su hijo en la mansión, y saber no sabe nada. Miraremos que él pondrá a cantar, cuando mañana aparecer sobre el umbral de su casa y arranca de su cabeza tres pelusillas que se han quedado.
- Ni
сo, - ha comenzado a hablar Antonella después de alguna reflexión, - Te quiero mucho. Y de tú pido más de nunca encontrarme mucho con Nicolas Cornejo-Mejia. Él es tu padre, con esto no puedes hacer nada. Pero tu vida actual no tiene a él ninguna relación.
- Prometo, la mamá, - ha dicho Nico, además los dedos de la mano derecha detrás de su espalda han construido la figura que significa no que otro, como lo que él no iba a cumplir la promesa.

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