воскресенье, 27 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 45.


Martín salió del carro y caminó detrás de Nicolas. Se fueron a la recepción clínica.
- ¿Qué quieres hablar conmigo? - Preguntó Martín. Estaba nervioso. Charlar con su ex marido, Antonella no estaba en sus planes, y sólo para verlo a él también, no es un placer. Todavía no se ha olvidado de que la transferencia, donde se dio un beso a la novia, el futuro senador.
Nicolás suspiró. Esta conversación fue difícil para él, no sabía por dónde empezar. Y sin embargo, la felicidad Antonella era primordial.
- Martin, - dijo - Quería hablar con sus acerca de Antonella.
- ¿En serio? - Martin Sorprendido
- Sí. Antonella - una mujer maravillosa ...
- Sé que es maravillosa! - Martín lo interrumpió. - Es la mejor del mundo! ¿Eso es todo?
- No, no lo es todo. Yo diría que lo que sucedió a ti, nadie a quien culpar sino a mí mismo. Antonella inocentes.
Martin tensas.
- ¿Qué quieres decir?
Nicolás tomó una respiración profunda.
- Quiero decir que él le dio un beso porque él lo quería. Yo ...
- ¿Qué eres?
- La quiero. Me encanta hace tanto como 10, 20 años. Y ella te ama. Ahora sé con certeza.
- Bueno, - Martin miró a Nicolas. - Si es honesto, no esperaba. Hay que tener mucho coraje para abiertamente como este para dar a su novia la siguiente.
- No es caridad - Nicolas también abiertamente y Martin miró a los ojos. - Si yo hubiera dudado un instante en sus sentimientos, no sería para que nunca recibió. Ella es demasiado precioso para mí.
Hizo una pausa. Miró a que estaba de pie cerca de Antonella. ¿Cómo es hermosa, su vida, su amor! En el corazón de los traidores dolía. Lo que es un idiota! Gander! Porque ahora tiene las manos ha destruido todas sus propias, que la esperanza más miserables, que algún día seguirá siendo así. Nicolás se volvió hacia Martin.
- Cuida de ella - dijo. - Apenas se parece un fuerte .... Y la felicidad a vosotros en la vida familiar.
Nicolás se volvió y se alejó rápidamente.

Antonella miraba a los hombres. No oyó lo que dicen, y se puso aún más nervioso.
- ¿Qué está pasando? ¿Quién es? - Le preguntó su a señora Suárez.
Ella no sabía qué decir. Tal vez diga la verdad?
- Es Nicolás Cornejo Mejía. Mi ex-marido.
- ¿En serio? - La madre de Martin se sorprendió. - ¿Por qué viene?
- Usted ha oído el mismo: hablar con Martin.
Antonella no me gusta para explicar toda la situación la señora Suárez. ¿Y por qué habría de saberlo todo? Ese es su acuerdo con Martin. Ella volvió a mirar a los hombres. Su ex-marido y su futuro esposo. Así es a veces la vida impredecible! Se parece a un laberinto de largo, y nunca se sabe lo que espera a la vuelta de la esquina. Antonella miraba a Nicolas. Él le dijo algo a Martin. De repente se encontró a sí misma pensando que ella lo admira, su figura, su oscura, pelo canoso, que le encantaba tocar, y sus fuertes manos hermosas que están tan fuertemente la abrazó, sus labios de besos que le dio forma y sus piernas quedó a oscuras en los ojos. Ella admiraba a Nicolás, su ex-marido, a quien .... AMA. Antonella ha cambiado en la cara. Es que, para acabar? No, no puede ser! No debe ser! Y, sin embargo, así que ... no. Ella lo ama. Ama Nicolás Cornejo Mejía! Ese pavo relleno! Dios mio, ¿cómo ella lo ama!
Entonces se dio cuenta de que Nicolas se dirigió a la salida. Pasó por delante sin siquiera mirar en su dirección.
- ¿De qué estás hablando? - La pregunta Antonella que se acercó a Martín.
- Nos deseó una feliz vida familiar - dijo el hombre, y luego la besó suavemente. - Y ahora de vuelta a casa. Estoy tan aburrido!
Si él sabía que ella estaba llorando en ese momento el corazón de Antonella.

Mary-Inés estaba sentado junto al lecho de su padre. Desde entonces, salió de la casa, no hay casi nada ha cambiado. Apareció sólo el olor de las drogas y la enfermera de piernas largas en vestidos ajustados, de los cuales casi se cae el pecho.
- ¿Cómo te sientes? - Le preguntó Ignacio.
- Bueno, me siento, - gritó el viejo - y ese maldito doctor me impide levantarme.
- Y con razón - Mary-Inés tomó un vaso de agua por goteo y de nuevo la cantidad correcta de gotas, le dio su padre. - Eres demasiado débil. Beba.
Ignacio frunció el ceño. Él ya tiene estas gotas, píldoras, cápsulas y otras tonterías, que rellena todos los días.
- ¿Cómo son nuestros Nicolás? - Se volvió la conversación a su tema de interés.
Mary-Inés suspiró. Ella sabía que su padre siempre hace esta pregunta, pero aquí está la respuesta no lo era. Nicolás, aunque la noticia sobre el niño, pero la boda no tenía prisa.
- Todo está bien, papá, - dijo, dando a su voz segura y sonrió.
- Y cuando la boda? ¿Por qué en mi escritorio todavía no hay invitación?
Bueno, ¡todo! Comienza!
- Muy pronto, papá, muy pronto.
- Me han dicho que han pasado cinco años! - Ensanchado Dalgo.
- Sabes - para salir temprano, Mary-Inés - que ahora no tiene tiempo. La campaña electoral se recoge con él todo el tiempo, casi nunca está en casa. Una vez que se acabó, que inmediatamente le dirá la fecha de la boda.
Descontento Ignacio se rió entre dientes. Todo este procedimiento le molestaba. Las promesas eternas que nunca se ejecutan. Él necesitaba desesperadamente a fusionarse con una empresa de Cornejo Mejia.
- De inmediato aprendido algo - dijo, calmándose. - Antes he oído rumores de que Nicolas se prepara una especie de gran cosa. Que debo saber acerca de esta cosa todo.
- Nicolás no me dedique en sus asuntos ...
- Puedes hacerlo con el fin de dedicar! - Ignacio rugió. Y luego su rostro palideció de forma espectacular. Puso los ojos y empezó a caer de su lado.
- Papá, ¿qué te pasa? - Preguntó ansiosamente Mary-Inés y en voz alta le gritó: - ¡Doctor! ¡Rápido!
En Ignacio Dalgo tenido un accidente cerebrovascular.

Nico se situó en el cine "Hoyts" y nerviosamente pasó de un pie a otro. Llevaba un pequeño ramo de violetas, colores favoritos, Claudia. Se trataba de que estaba por venir. La sesión fue programada para comenzar en cualquier momento, pero las chicas no vino. "No has venido?" - Cruzó la idea de traición, pero Nico que conducía. Por supuesto, vamos! No puede venir. Y de repente, como si confirma su deseo, ella apareció. Claudia fue al edificio del cine y miró a su alrededor.
- Claudia! - Se llama Nico.
La chica se dio a la llamada y lo miró.
- Nico?
- Sí, soy yo. Hola. - Le entregó un ramo de flores.
- Oye, - respondió ella, tomando las flores. - ¿Cómo amable de tu parte. ¿Cómo sabes que me encantan las violetas?
Nico sonrió. Con mucho cuidado, considerado por él como si ella estudió.
- Carlo dijo. Venga y sea tarde. - Le ofreció su brazo a Claudia. Ella sonrió y lo tomó del brazo y entró en el edificio.
La película no era mala, pero Nico no interesaba lo que pasaba en la pantalla. Mucho más importante es que sentado a su lado. Su pelo rubio, cincelada figura, el olor de su perfume actuado en ella magnéticamente. El loco quería tocarla, por sus delgados dedos, el pelo giro suave, besar sus labios regordetes. Desde los altavoces se oía amenazar la música, era evidente que ahora la trama de algo que debería suceder. El protagonista estaba caminando por la galería oscura, y de repente de detrás de él repentinamente apareció monstruo. Claudia gritó y lo agarró del brazo. Él la estrechó en su mano, como si lo que implica que ella no tenía nada que temer. Ellos nunca se sentaba toda la película, de la mano.
Nico se ofreció a acompañarla a su casa. No le importaba.
- ¿Le han familiarizado con Carlo? - Claudia le preguntó cuando se metió en su coche.
- ¿Cómo puedo recordar - respondió el joven. - ¿Por qué me lo preguntas?
- Sólo me preguntaba. Todo es tan extraño y diferente para mí. Carlo nunca se habla de ti.
- Tal vez sea porque no había ninguna razón? - Nico sonrió.
- Tal vez - ella asintió con la cabeza. - ¿Qué estás haciendo?
- Estoy estudiando en la Universidad en el curso de graduación. Economista del futuro - lo dijo con un leve sarcasmo.
El resto del camino se quedaron en silencio. Sólo una vez Claudia explicó cómo llegar a la casa donde ella vivía.
Él la acompañó hasta la puerta. Se puso de pie y se miraron entre sí. La calle estaba casi a oscuras, y es tinieblas lanza un estado de ánimo romántico. Nico se acercó a la muchacha y agachó la cabeza. Él lo quería besarla.
- No, - dijo - no ... Buenas noches, Nico.
- ¿Te puedo llamar? - Le preguntó, cuando estuvo a punto de llegar a la puerta.
La chica se dio vuelta.
- Sí. Con mucho gusto - le cerró la puerta, y ella desapareció.
Nico pie durante varios minutos y luego se dirigió al coche. Él no está enojado, no besó a Claudia. Después de todo, todos ellos acaba de comenzar.
Silbó feliz y arrancó el coche.

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