El espejo. Que componente importante y necesario de la vida. Se refleja allí todo: la apariencia, y el estado de las alma. Si a son triste, el espejo está triste también; si son alegre, el espejo se ríe; si han pensado malo, el espejo le mira con el odio y la irritación.
Se miró en el espejo y trató de adivinar lo que refleja. No hay calidez, amor, no hay buenos recuerdos, brillante, sin fiestas brillantes de la infancia, las cenas familiares y las comidas campestres. Pero no hay resentimiento, no es el dolor y la amargura de esperanzas incumplidas, hay un odio ardiente para aquellos que, como él pensaba, la culpa de su amargo destino.
Él tomó el pincel y comenzó a peinarse el pelo espeso oscuro. Mamá siempre lo hacía en las pausas raras entre los atracones. Ella le sienta delante de un espejo y comenzó a peinarse. Sin embargo, ella murmuró algo en voz baja, algo que poco a poco, como si estuviera cantando una canción triste. También comenzó a tararear. Una lágrima rodó por su mejilla, lo limpió, y de pronto la rabia disparo a pesar de todo, y él con toda su fuerza golpeó el espejo. De la herida comenzó a sangrar, caliente y pegajoso. Se unta la cara, mirando a los miles de sus reflexiones.
- Paguen! - Susurró con odio.
Sacó del cajón de la mesa de vestir un sobre blanco como la nieve, que se cubren inmediatamente con sabor manchada de sangre. Después de la dotación tomó una fotografía. A ella le va a vengar de la primera. Ella pagó por todo.
Él selló el sobre, en gran medida lubricado borde adhesivo de la saliva.
Verá y comprenderá que él no bromea, y una vez él llegará detrás de ella.
Se miró en el espejo y trató de adivinar lo que refleja. No hay calidez, amor, no hay buenos recuerdos, brillante, sin fiestas brillantes de la infancia, las cenas familiares y las comidas campestres. Pero no hay resentimiento, no es el dolor y la amargura de esperanzas incumplidas, hay un odio ardiente para aquellos que, como él pensaba, la culpa de su amargo destino.
Él tomó el pincel y comenzó a peinarse el pelo espeso oscuro. Mamá siempre lo hacía en las pausas raras entre los atracones. Ella le sienta delante de un espejo y comenzó a peinarse. Sin embargo, ella murmuró algo en voz baja, algo que poco a poco, como si estuviera cantando una canción triste. También comenzó a tararear. Una lágrima rodó por su mejilla, lo limpió, y de pronto la rabia disparo a pesar de todo, y él con toda su fuerza golpeó el espejo. De la herida comenzó a sangrar, caliente y pegajoso. Se unta la cara, mirando a los miles de sus reflexiones.
- Paguen! - Susurró con odio.
Sacó del cajón de la mesa de vestir un sobre blanco como la nieve, que se cubren inmediatamente con sabor manchada de sangre. Después de la dotación tomó una fotografía. A ella le va a vengar de la primera. Ella pagó por todo.
Él selló el sobre, en gran medida lubricado borde adhesivo de la saliva.
Verá y comprenderá que él no bromea, y una vez él llegará detrás de ella.
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