среда, 2 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 19.

El estudio 7 del canal 26 representaba el pabellón enorme. Antonella ha llegado allá una hora antes del éter para comprobar, si todo es preparado para el retiro. El montaje del talón era prácticamente preparado, los requisitos en forma de la mesita, las butacas y la botella con el agua ocupaban los lugares. El operador de luz iba y venir allá-aquí, estableciendo los proyectores. Se le ha acercado y ha preguntado, donde puede encontrar al director del éter y la presentadora televisiva. Aquel ha olvidado ha explicado, cómo pasar en de operador y en un segundo de su existencia, de nuevo habiendo ocupado de la instalación del aparato de luz .
Con trabajo penetrando a través del pabellón no iluminado, tratando no comenzar y bien, aquí y allí los cables que se revolcaban, Antonella ha llegado al fin al local necesario. La puerta era abierta, por eso no ha golpeado, y en seguida ha entrado allá.
- ¡Buenos días! ¿Quien de usted Eduardo Sanchez?
En su pregunta nadie de que se encontraban en de operador no ha mirado, sólo una persona que estaba por el panel, ha levantado hacia arriba la mano con el dedo índice sacado, dando a comprender que Eduardo Sanchez lo es.
- Me llamo..., - el comienzo de Antonella, pero aquel ha levantado de nuevo hacia arriba el dedo. Ha callado y mir alrededor. La habitación pequeña, del suelo hasta el techo llenado de los aparatos - eso es todo que ella podía decir en el local, que los profesionales llaman el corazón del telestudio.
El hombre se ha desgajado, al fin, del panel y el monitor y se ha vuelto a ella.
- Le escucho, señora, - ha dicho él.
- Me llamo Antonella Piovano, - ha comenzado de nuevo, - Yo - el manager de relaciones públicas de Nicolas Cornejo-Mejia. A las diez a él el éter.
- Como puede ver, para él nos preparamos, - con la burla ha interrumpido su director.
- ¿Acaso? - Ha puesto una anderilla en Antonella en la respuesta, - Y he pensado que no hay donde pernoctarle simplemente.
Los ojos del hombre han brillado con cólera, pero ha puesto cara que de nada ha notado y ha continuado:
- En mis obligaciones entra comprobar la preparación, incluso la guardia del estudio - comprendéis que Nicolas no es el cargador portuario.
- Claro, - la voz del director aflojado poco.
- ¿Y todavía querría saber, donde se ha perdido aquella gallina, que cloqueará alrededor de nuestro respetado candidato al senado?
- La gallina se preparaba para la entrevista.
Antonella ante la sorpresa ha estremecido ligeramente, pero se ha recobrado rápidamente. Se ha vuelto y ha mirado la mujer que está parada en el umbral. Alto, esbelto, con un alto pecho y las caderas estrechas, pelioscuro. "Todo así, como gustan a Nicolas", - se ha cogido en el pensamiento y ha sentido de repente un tabaleo incomprensible en aquel lugar, donde se encuentra el corazón, un tabaleo desagradable. Antonella no dudaba, quién precisamente ha escogido esta hermosura. Y bien, bueno, convendrá que era a ex marido tal entrevista que él recordará para toda la vida.
- ¿Usted...? - Se ha dirigido a la animadora.
- Lusiana Navarra, si Usted tiene en vista de mi nombre.
- Mucho gusto. Antonella Piavano.
Las mujeres se han dado un apretón de manos, y han comprendido al mismo instante que se hacían los enemigos irreconciliables.
- Querría una vez más comprobar la lista de las preguntas, - ha dicho Antonella.
- Por favor, - en el tono ha respondido Lusiana y ha tendido la plancheta.
La lista contaba con quince preguntas. En general tocaban el programa electoral, un par de las preguntas era sobre la pasión querida de Nicolas - los caballos. De nada especial. Antonella ha recorrido una vez más por los ojos por el cuestionario y aquí se le ha ocurrido el pensamiento genial. Que si.... Ha mirado en el monitor el estudio preparado, después a la animadora y se ha dirigido a ella con la pregunta, habiendo hecho además una verdadera expresión del rostro inocente:
- ¿Seño...?
-... rita, - ha acabado por ella Lusiana.
Antonella es inocente ha sonreído y ha continuado:
- Señorita Navarra, vea Ud., en que el asunto. Era nunca sobre la televisión, pero siempre soñaba conducir cualquier transmisión.
- ¿Y mí aquí a que?
- Me permitan ser su con-conduce.
De la sorpresa de Lusiana ha perdido el don del habla. ¡Y bien, y la insolente! Pero Antonella no la ha dejado volver sobre sí, por las pestañas y ha pedido, sin embargo el tono era parecido más en , que a la petición:
- Den solamente un par de las preguntas. Prometo, no conduciré.
La animadora ha mirado el director, aquel ha saludado, como si hablando: "Da cualesquiera preguntas simples, de otro modo no desatar".
- Bien, - la mujer todavía hasta el fin no se ha recobrado de tal insolencia de la interlocutora, pero el director ha permitido la vez, no discutirá.
- Tomaré aquí estos, - en seguida ha pasado al asunto de Antonella y ha empujado por el dedo en dos preguntas penúltimas.

Nicolas ha llegado en diez minutos antes del comienzo del éter. Ramires era también con él. Tiene que participar también en la entrevista y asegurar al candidato, si aquel, no quiera Dios, detenerse sobre cualquier pregunta.
Antes de comenzar había unos minutos contados. Los participantes han ocupado los lugares. Nicolas ha sentido, cómo a él ha absorbido bajo la cucharilla - ya que su esta primera entrevista como el senador futuro. Y todavía no le daba descansando el pensamiento, por qué sobre la butaca, vecina a la animadora, está Antonella. Sabiendo la ex esposa, pero sin comprender, en que la mala pasada, él con todo en algún sitio comprendía en el fondo del alma que ella aquí no sin razón. Se concentrará Sin embargo en las reflexiones a ello ha impedido la voz del director:
- ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡Han comenzado!
Ha comenzado a sonar la introducción de la emisión televisada.
- ¡Buenos días! - ha comenzado a hablar Lusiana en la cámara justamente después de la señal del ayudante, - Hoy a nosotros en el estudio el candidato de la partida dirigente, el presidente la corporación Nicolas Cornejo-Mejia de agricultura, mayor en el país. También el consultante político Diego Ramirez. Y mi con-conduce es Antonella Piovano.
Ha seguido después la cola de las preguntas planeadas.Antonella miraba en que pasa y no daba crédito a sus ojos. Es al pavo llenado la cola y flirteaba con todas las fuerzas con esta gallina. La última gota era, cuando él, es casual como si, ha puesto la mano en la rodilla de la animadora. Como ni se persuadía que la vida privada de Nicolas no la toca, para esto hasta no necesitaba pellizcar la mano, pero no se ha tenido y ha preguntado:
- ¿Señor el senador futuro, y que raza de los caballos preferís más - son las altas con las pechos grandes o son las bajas y gordas. El director en de operador ha saltado en la butaca e inmediatamente ha gritado en auricular a la animadora:
- ¿Que lleva esta tonta?!
Pero la respuesta y no ha esperado, porque en esto el momento todo que están se encontraban en el choque profundo de oído y es convulsivo comprendían que hacer después.
- Los electores, hablando más exactamente las electoras, esperan su respuesta, señor, - ha continuado Antonella, sea como fuere.
¡Así en que la mala pasada! Ahora Nicolas ha comprendido todo. Esta idiota ha decidido estropear a ello la entrevista. Ni de que a no saldrá. Ni aquel ha atacado. En 10 años de la vida común él ha pasado la escuela excelente. Él ha sonreído amablemente y, mirando a Antonella directamente en los ojos, ha dicho:
- Prefiero los caballos, que callan y no meten la nariz, donde no debe.
- Que raza interesante, señor. ¿Y tales son llevados en su parque zoológico? Sería muy interesante mirar.
Nicholas sintió que empezaba a hervir.
- Yo he traído un espejo, pero, por desgracia, no se refieren a este formulario.
- Bueno, ¿cómo! No soy tan tonto a los ojos de todo el país para permitir algún tipo de Ansar sentir mis rodillas.
Lusiana, observando en silencio las molestias y periódicamente trata de intervenir, se rebelaría, pero Antonella atajo todos sus esfuerzos, diciendo:
- Mujer decorado con modestia. O no sabe Usted?
Bueno, ¡todo! Este es el busto!
- ¿Qué demonios le gusta de mí? - Despiece Nicolás - ¿Qué quieres de mí?
- Lo que me grite, señor? Usted, como senador por el futuro, uno debe ser capaz de mantener la calma en cualquier situación.
- Y bueno salir de aquí - Nicolás se levantó de su silla, agarró la mano de Antonella y lo arrastraron por las ondas.
- Yo no voy a ninguna parte - comenzó a salir, pero es aún más le apretó la mano.
En el momento en que fueron congelados, mirando a los ojos y ..... excavado en un apasionado beso en los labios, como si tratara de apaciguar a los como atormentaba la sed todos los años.

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