понедельник, 7 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 26.

Teléfono era desconectado. Antonella ha marcado de nuevo el número, pero la respuesta era misma – el operador ha informado que teléfono del abonado es desconectado o se encuentra fuera de la zona de la acción de la red. De nada se ha cambiado por todo esto el tiempo después de la transmisión desdichada. Martin no la quiere saber como antes. ¿Que hacer? ¿Donde buscarlo? Ella es nervioso pasaba por el gabinete. Y trataba de comunicarlo con antes, llamaba al trabajo, preguntaba a sus amigos comunes y las conocidas, pero nadie no podía decirle nada cierto - Martin como a través de la tierra se ha derrumbado; y ha comenzado aquí aquel momento crítico, cuando él le es necesario como nunca. Lo encontrará, y él obligatoriamente la perdonará, porque él el mejor hombre en su vida, porque la tierra sin él se ha tambaleado.
«Tiene que una vez más telefonear sus amigos», - ha pensado la mujer. Completamente probablemente, con alguien de él se ha puesto al habla. Antonella ha sacado del bolso la agenda y sus comienzos
листать. ¿Puede?... ¿Que, si él ha salido a los padres? Ha marcado el número de los padres de Martin. Nadie se acercaba a teléfono mucho tiempo. Pero aquí ha parecido oír, al fin, el capirotazo mucho tiempo esperado, y ha oído la voz de la señora Suarez:
- ¡Escucho!
Antonella ha tomado aliento y ha tratado de responder lo más posible tranquilamente:
- Buenos días, señora Suarez. Es Antonella.
- ¡Sobre! Hola, caro. ¿Que ha pasado? ¿Por qué llamas? ¿Algo con Martin?
Todo está claro. Martin a ellos no existe.
- Todo es excelente, doña. Quería simplemente conocer, cómo a usted el asunto ….
Con trabajo habiendo escuchado la historia de todas las enfermedades de la señora Suarez, Antonella ha puesto el tubo. La idea de llamar a los padres de Martin se encontraba fracasado, pero, por lo menos, sabe exactamente que él no a ellos. Se ha dirigido de nuevo a la lista en la agenda.
Habiendo hecho más de decena de los telefonazos, Antonella ha sacado la conclusión que Martin no existe en Buenos Aires. Buscarlo por todo el país no vale la pena. Quien sabe, en que su parte él se encuentra ahora. Tarde o temprano él volverá en la capital, y aquí entonces hará todo para merecer su perdón.
Habiendo parado sobre esta decisión, de nuevo se ha dirigido al presupuesto, pero trabajar, y además pensar, no había ningunas fuerzas. Antonella ha descolgado de nuevo el auricular y ha llamado a Paula.
Se han puesto de acuerdo encontrarse en unas medias horas en el restaurante del vecino de Antonella – Víctor Alyaga. Su restaurante y se llamaba «a Víctor», por lo visto el amo ha decidido no filosofar especialmente con el nombre.

Paula estaba ya a la mesita y tomaba el café, cuando Antonella ha entrado volando en el restaurante y se ha dirigido directamente a la amiga. Habiendo caído a plomo a la silla, por el gesto ha llamado al camarero y ha encargado la taza de café.
- ¿Y bien, cuenta, - Paula en seguida ha pasado al asunto, - ¿qué ha pasado a ti?
Es un fin, Paula, - a pesar de la energía loca, la voz de Antonella eran débil e inanimado.
- ¿Que ha pasado?
- Me chantajean.
Los ojos de Paula se han redondeado de la sorpresa:
- ¿Quien?!
- Mary-Inés Dalgo. ¿Sabes tal?
- Dalgo … el apellido muy conocido.
- Su padre – el presidente «Banco de Argentina».
- ¿Que relación tiene la hija del presidente del banco a ti?
- Es la novia de Nicolas.
Paula se ha echado a reír:
- ¿Que? ¿Se ha asustado que después de aquella transmisión llevarás a ella al novio?
Antonella han hecho los sorbo del café. El líquido caliente perfumado ha llenado su cuerpo calor, pero no ha dado a su alma de la tranquilidad.
- No comprendes. Sabe todo.
- ¿Que todo?
- ¡Todo! – ella es significativo ha mirado a Paula.
Paula se ha esforzado. Le ha llegado el sentido de las palabras, dichas por Antonella.
- ¿De donde ha conocido?
- No tengo la noción. Pero temo, Paula. No por, por los niños.
- ¿Has decidido ya que harás?
- Tengo que encontrar a Martin. Sabes que más de mes lo busco, pero es ahora la cuestión de vida y muerte.
- ¡Escucha! – Paula se ha inclinado adelante y se ha cogido de la mano de Antonella, - Lautaro tienen un amigo. Él el detective privado. Pediré al marido presentarle.
Antonella ha sentido, cómo el rayo de esperanza atraviesa a través de las nubes de tormenta que han surgido sobre su vida.
- Gracias, amiga.
- No agradezcas antes de tiempo. Soy culpable también, juntos en esto somos envueltos.
- ¿No contabas Lautaro?
Paula ha movido la cabeza:
- Él conoce nunca. Este nuestro contigo el asunto.
Antonella ha sonreído ligeramente. Como tiene suerte con la amiga, seguro, que sabe apoyar en la pena y en la alegría preparada siempre echar en el combate para la amiga querida y los sobrinos.
Han bebido hasta la fin el café en el silencio absoluto. Entre ellos como si se ha formado aquel hilo invisible, que vincula a las personas, unido por el misterio general y el deseo de cortar todos los fines de este "Nudo gordiano".
- Te llevaré hasta el estudio, - ha violado el silencio de Antonella.

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