пятница, 4 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 22.

El rayo brillante del sol atravesaba a través de no está para el fin el visillo cerrado, iluminando el borde de la cama cubierta con la sábana acremente amarilla en la flor azul. Antonella estaba sobre la espalda y miraba en el techo. Habiendo decidido convenir a él el día festivo, ha llamado en la oficina y ha anulado todos los encuentros fijados para hoy, porque quería ver a nadie y ni con quién no quería hablar. En vísperas ha tomado la dosis de caballo del soporífero en la esperanza aunque dormir por poco tiempo, pero y ha estado acostado toda la noche sin sueño, era tanto grande la tensión nerviosa.
Todo como si se han puesto de acuerdo rematarla definitivamente. Primero doña Anna le leía la conferencia al tema, que ella la muchacha mala y después que es completamente ridículo, ha expresado la opinión que con Nicolas se quieren todavía. A este absurdo de Antonella se ha echado a reír simplemente a ella a la cara.
Después Nico ha armado el escándalo, habiéndola acusado de la traición. Por la última gota en su pasaje ha resonado la amenaza de matar al padre. No ha sostenido y ha prorrumpido en llantos, esta vez es mucho más fuerte, que poco antes en el coche. Nico ha comprendido que se ha excedido y se ha puesto a pedir perdón, y después ha vertido gota a gota a ella el calmante, viendo, como sufre una crisis nerviosa ya.
Lu de nada comprendía que pasa, pero trataba, como podía, consolar la mamá por calor del pequeño cuerpecito infantil y la ternura del alma grande infantil.
Habiendo tranquilizado en abracijos las hijas, Antonella se ha olvidado casi, cuando se ha oído el telefonazo telefónico. Esto fue Paula. Sostenerlo todavía una explicación era ya simplemente no en el estado, por eso a la pregunta de la amiga, como tal podía pasar, ha respondido corto que en la lucha por el cretinismo a ella el oro olímpico y ha puesto el tubo, habiendo prometido llamar al día siguiente.
Y aquí este día ha comenzado, pero remover vivido no era ni las fuerzas, ni el deseo. Por el techo corrían los reflejos de sol, jugando uno con otro en juego.
Y de repente ante los ojos ha surgido claro Ni
сolas, sus labios han tocado sus labios.... De los recuerdos de todo el cuerpo ha recorrido la corriente y ha atormentado con cosquilleos en el estómago. Antonella se ha vuelto de lado, en la esperanza echar la visión odiosa. En vez de ello ha llegado otro - Martin. Él nunca no la perdonará, demasiado orgulloso. A los ojos de nuevo se han torcido las lágrimas. ¡Que ella la tonta! ¿Cómo podía tan obrar con la persona, que es abnegado la quiere, que así mucho bueno ha hecho para ella y a que se refiere con toda la ternura, porque él mucho para ella significa?
- ¡La idiota estúpida! - ha dicho silbando Antonella y, cuando nuevo
слезинка era lista a desprenderse de las pestañas, ha comenzado a sonar teléfono. Ha agarrado el tubo, en el fondo del alma la ventrecha por el pensamiento que esto puede ser....
- ¿Martin? - Ha gritado casi.
- Buenos días, señora Piovano, - la voz de Ramirez la ha devuelto de los cielos a la tierra.
- Buenos días, Diego, - ha respondido Antonella con la voz que ha caído.
- Tenemos que encontrarnos para discutir de ayer... e-e-e... La entrevista.
- Seré en la oficina en una hora, - ha respondido Antonella y ha colgado el auricular.
Y bien, bueno, su firma puede despedirse de la dirección del management de relaciones públicas.

Antonella ha entrado en la oficina e inmediatamente ha sentido sobre él comprensivo - las miradas curiosas y el bisbiseo fácil a las espaldas. No, no permitirá subordinados chismear sobre su insolvencia como el especialista en las relaciones públicas. Alto habiendo levantado la cabeza y habiendo desencogido de hombros, ha pasado en el gabinete y ha cerrado ajustadamente por él la puerta. Ramirez no era, por eso es posible tomar aliento e inventar, cómo ablandar el golpe de la despedida con el proyecto tan beneficioso.
Antonella iba por el gabinete y trataba de reconcentrarse, pero en la cabeza, adrede, de nada iba.
- A Usted el señor Ramirez, - la ha roto de los pensamientos la secretaria.
- Que entrará, - ha respondido Antonella en interfono.
Diego Ramirez no se ha hecho mucho tiempo esperar, ha abierto la puerta y directamente del umbral ha desconcertado por su pregunta:
- ¿Mirabais las novedades de hoy?
De la sorpresa la mujer ha perdido el don del habla.
- Incluyan el televisor. Ahora comenzará justamente la edición diurna.
Encontrando en una confusión absoluta, Antonella ha tomado con todo en las manos el panel y ha incluido el televisor, que está en el rincón al pie. Inmediatamente ha parecido oír la introducción de la transmisión.
Por la novedad principal del día pasado, claro, era la entrevista de Ni
сolas Cornejo-Mejia, en que fin él tenía la imprudencia besar la ex esposa con toda la pasión, de que era capaz solamente. Este momento por toda la salida era mostrado por tres veces, a que de los escorzos diferentes y saboreando los detalles. Pero que definitivamente y ha sorprendido irrevocablemente a Antonella y la ha introducido en aún el estupor mas grande, es así el rating del senador futuro. Él lideraba en tres provincias entre la mayoría aplastante de la población femenina. Por el total de las voces el rating pasaba de la raya simplemente.
Antonella ha pasado por la mano a las espaldas, ha palpado el borde de la mesa y se ha sentado. Esperaba cualquier cosa, solamente no de esto.
- No comprendo, - se ha abobado ha pronunciado.
- También, - he respondido Ramires, - pero es obligado a reconocer que su acto indignante nos ha traído la cantidad enorme de las voces. Ahora Nicolas asume la posición que lidera.
- Perdona, mí...
- Acepto sus excusas, - no la ha dejado terminar Diego, - Espero, tales incidentes no serán.
- ¿Es decir no rompéis el contrato?
- No, continuaremos nuestra cooperación, pero.... ¡- él es significativo ha mirado a Antonella, - Agradecéis a las electoras!
La mujer ha bajado los ojos, era lista a derrumbarse a través de la tierra por la vergüenza.
- En dos días, - ha continuado Ramirez, - Nicolas interviene ante los electores en Rosario. Anoche espero de Ud la imagen-plan. Hasta la vista, señora Piovano.
El hombre se ha despedido y ha salido del gabinete.
Tan pronto como detrás de él se ha cerrado la puerta, Antonella ha sentido el deseo vivo tomar, aunque en absoluto la sierra, y bien, puede ser un poco y por las fiestas grandes. Sin tener más de causas de quedarse en la oficina, ha agarrado la chaqueta de la butaca y ha salido del gabinete.
El viento a través de la ventana abierta del coche le ha hecho recobrar el sentido ligeramente. "Sale, la locura - no tal la cosa mala", - ha pensado, pero no se hacía más fácil por alguna razón. Antonella ha abollado el pedal del gas en el suelo.
Hoy ella tiene todavía demasidos asuntos.

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