четверг, 10 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 33.


La puerta del ascensor por fin se abrió, y Antonella saltó en el vestíbulo. Al joven enfermera retsepshene tranquilamente charlando por teléfono, a veces riendo y coqueteando con alguien en el otro extremo.
- ¿Qué es la Casa de Martín Suárez?
Enfermera mujer honrada que faltan los ojos y siguió llamando. Antonella no está acostumbrado a, hacer caso omiso, sin embargo, inclinado sobre el mostrador, sacó el teléfono de su oreja a la chica y la puso en el brazo. Ella se sorprendió por tal impertinencia, pero Antonella no le dio tiempo para recuperarse, y repitió su pregunta:
- ¿Qué es la camara de Martín Suárez? Si ahora no me digas, yo morder tus oídos y te hacen comer.
Al ver que la señora no es broma, enfermera ruidosamente tragó saliva y se profundizó en el cuaderno sobre la mesa.
- Su operan - murmuró. - Usted es su prima?
- Yo soy su novia.
La enfermera asintió con la cabeza y una vez más se adentró en bloc de notas.
Antonella se ha alejado de retsepshen y se sentó en pie en el sofá de la sala de espera. Necesita llamar a los padres de Martin le daba miedo. Pero hacerlo no tendría que hacerlo. Antes de que pudiera hacerlo desde el teléfono del bolso, la puerta del ascensor se abrieron. De él surgieron dos personas de edad avanzada y se fue a la barra.
- La señora Suárez? - Se llama Antonella.
La mujer se volvió en el sonido y vio a Antonio con la cara contorsionada dolor. El señor Suárez mantenía a su esposa y, a pesar de que tenía los ojos húmedos de lágrimas, mantuvo luchando.
- Antonella, ¿cómo? Mi hijo ...
Mayores sacudió los hombros por los sollozos. De repente dejó de llorar y cayó de costado.
- Cariño, ¿qué te pasa? - ansiosamente preguntó el hombre. Sin embargo, Antonella no hacía falta preguntar nada, se dio cuenta de que la mujer se había desmayado. Corrió hacia el mostrador y gritó una enfermera:
- Llame a un médico!
La muchacha comenzó inmediatamente a trajinar, salió corriendo de detrás de la barra y casi de inmediato volvió con un hombre en una bata de hospital. Él le tomó el pulso, miró a sus alumnos, y de inmediato dio la orden:
- Camilla!
- ¿Qué pasó? - Antonella miedo en serio.
- Los ataques al corazón - respondió en pocas palabras el doctor.
Unos minutos más tarde, la señora Suárez se lo llevaron, y Antonella y el señor Suárez dejó solo en su dolor inconsolable. Clamaron en el hombro de la otra, que salpica hacia fuera para que todo el dolor, todas las experiencias de los pueblos originarios.
Horas monótonamente el tiempo transcurrido. Parecía una eternidad ha pasado desde entonces, como Antonella apareció en la puerta del hospital. Carta para ir de esquina a esquina, ya está sentado en el sofá, mirando fijamente a un punto. Cerca de hablar gangoso señor Suárez pacíficamente después de una gran dosis de sedantes.
- Los familiares de Martín Suárez en esta lista? - Dijo una voz como si viniera de muy lejos.
Antonella se ha estremecido y respondió:
- Sí, aquí.
Se acercaron a un hombre con un mono quirúrgico.
- Dr. Vásquez - se presentó. - La operación se llevó a cabo. Pero el estado de Martin es muy difícil. Todo se decidirá esta noche.
- Puedo verlo? - Antonella preguntó, sintiendo los dedos están fríos.
- Sí. Pero es muy largo.

Martin estaba en su cama de hospital, envuelto de pies a cabeza en los diferentes cables y tubos. Fue un golpe sólido, que no era ni siquiera un indicio de la mancha blanca. El hombre estaba respirando tranquilamente, y cada sonido de su corazón se le dio en la kapnogafa pantalla.
Antonella se acercó al hombre y le cogió la mano. Las lágrimas brotaron de sus ojos, el corazón latía con el dolor y la angustia de un hombre que se convirtió en su tan cerca.
- Mi querido, vivis sólo, por favor.
Ella se arrodilló y comenzó a orar en silencio.

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