среда, 2 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 20.

Todo se ha puesto a nadar ante los ojos: las personas, los objetos, el cubrimiento oscuro del pabellón se ha convertido en el agujero sin fondo negro que aprieta en el vientre insaciable. Las manos sentían a otro, acariciaban por sus tactos, moviendo en el ritmo, absolutamente habiendo sido desconectado del cerebro. Calurosamente labios que tocan se ha desbordado por todo el cuerpo, y aquí ya los pies se han separado del suelo, llevándolos a la imponderabilidad completa. El instante se ha convertido en la eternidad, ha llenado la euforia, ha embrujado por la permisividad, cerrando las vías a la desviación y, cuando no se quedó ni un cuadro vacío, ha sido explosionado a mil de chispas de fuego, habiendo desnudado su esencia verdadera humana.
Han reculado uno de otro así, como si han tocado la plancha encandecida. La conciencia despacio, pero volvía justo, y lo que parecía irreal el segundo atrás, adquiría los contornos válidos. Antonella ha mirado a Nicolas por la pregunta que no comprende y ha recibido de él la misma respuesta que no comprende. Pero los dos han reconocido que este beso súbito ha acercado y al mismo tiempo los ha alejado uno de otro a muchos mil de kilómetros, y esto es irreparable.
Han mirado una vez más uno a otro en los ojos, y luego, sin poner de acuerdo, han dado vueltas y han ido, cada uno en la vida, donde otro no tiene más el lugar. Detrás algo era gritada por el director, los chillidos histéricos de la animadora lo apoyaban en esta agonía interminable del presentimiento del accidente. Antonella y Nicolas no oían todo esto, porque había un acontecimiento, que ha cambiado abruptamente la vida cada uno ellos.

Martin cocía en la cocina el café habitual de la mañana, cuando su atención era atraída hasta el dolor por la voz conocida. Él se ha vuelto a que colgaba en la pared de tele y... No ha creído a los ojos. Antonella, SU Antonella, se besa con una... ¡Con Nicolas Сornejo-Mejia! La cucharilla, que él revolvía el café, ha caído de las manos y se ha golpeado es sonoro sobre la baldosa de suelo.
Un tiempo él y estaba, tratando colocar en la cabeza lo que ha visto, pero esto no se limitaba de ningún modo. Ha parecido oír el silbido. Martin se ha acordado que sobre la plancha del café y, más pronto él ha evaporado. El hombre ha vuelto a la plancha y la ha desconectado.
Algo se ha desgarrado adentro..... Él ha gritado, fuerte, desgarradoramente, tratando producir todo el dolor que ha rellenado su ser sin el resto.

Antonella iba a casa, por el camino riñéndose por las más últimas palabras, de que podía acordarse, y, cuando antes de la vuelta, necesaria a ella, había unos metros contados, ha comenzado a sonar móvil. Mirando el camino y tratando retener el volante, ha palpado en el bolso teléfono, lo ha sacado y ha mirado la visualización. ¡Martin Ella ha sentido, cómo se ha enfriado todo adentro, y el corazón se ha apretado hasta las dimensiones microscópicas. "¡Con tal de que él no veía!" - ha implorado Antonella y ha presionado la recepción.
- ¡Veía todo! - ha dicho Martin por la voz que se ha enroquecido. ¿- como podías?
Ha sido desconectado.
¡Sobre no existe! ¡Solamente no esto! La mujer ha desenvuelto bruscamente el coche, habiendo gritado chillando los neumáticos por el asfalto, ha pasado los metros doscientos en dirección opuesta y se ha parado. ¿Que ha ido demostrar? ¿Que ella la cretina? Así en su caso esto es incurable. ¿Que ella el especialista peor en el asunto? Esto no tiene necesidad de la prueba. ¿Para que ha trepado en el cuadro y por qué había lo que ha pasado? Si sabía solamente.
- ¡La idiota! ¡La idiota! ¡La idiota! - ha dicho silbando Antonella y de toda la fuerza ha golpeado por el volante, inmediatamente habiendo gritado del dolor. Las lágrimas han salpicado de los ojos, y a través del instante lloraba ya no simplemente, y sollozaba a lágrima viva, maldiciendo el carácter y la debilidad.

Nicolas ha pasado en la casa e inmediatamente ha tropezado en enfurecido Mary-Inés.
- ¡Me son necesarias las explicaciones! - ha exigido.
- ¡Vete al diablo! - Nicolas en absoluto estaba situado a de esta especie a las explicaciones, además con la compañera de cuarto.
- ¿Que?! ¡- ha chillado la muchacha, - me has humillado! ¿Que diré en el banco, los amigos, el padre, al fin?
- A mí escupir. Habla que quieres, - ha musitado el hombre y ha ido a la habitación.
Con Mary-Inés ocupaban un antiguo dormitorio a doña Lukrecia pero, cuando Nicolas quería estar a uno, él se iba en y cerraba con llave la puerta que nadie alarme su soledad.
Esta vez Nicolas ha obrado también. La penumbra de la habitación lo protegía del mundo exterior y de lo que causaba el dolor. Después de la partida de Antonella él algunos años no era aquí, pero después ha vuelto poco a poco en el refugio. Antonella.... Su mano ha tocado los labios, que recientemente sentían el gusto de su beso... En el pecho ha apretado....
- ¡Se ve de mi vida! - ha susurrado él, y este susurro era más elocuentemente el grito.

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