понедельник, 7 ноября 2011 г.

EL CAPÍTULO 27.

Habiendo desembarcado a Paula, Antonella ha desenvuelto el coche y se ha dirigido a la oficina. Todo el camino del pensamiento en su cabeza eran ocupados a el analisis de la conversación primero con Mary-Inés, y después con Paula y su promesa ayudar. Habiendo dejado el coche en la parada, todavía ocupado por los pensamientos, se ha acercado a la puerta de la oficina y … se ha encontrado cara a cara con Nicolas Kornejo-Mejia.
De la sorpresa la bolsa ha caído de sus manos y ha caído al suelo, habiendo dispersado alrededor que se encontraba en ella las cosas. Antonella se ha sentado en cuclillas y se ha puesto a recoger los papeles.
- Perdona, - ha dicho Nicolas y ha bajado con ella al lado.
Ayudando a Antonella, él, o es casual, o ha tocado especialmente con su mano, y ha seguido al mismo instante la categoría de la corriente, que los ha llevado en la confusión perfecta. Han mirado uno contra otro y han sentido el deseo insuperable de tocarse más fuerte y más atrevidamente, y ya los labios han estirado al encuentro, como de repente ante los ojos de Antonella ha surgido la imagen Mary-Inés: «Si no somos Nicolas mi, eres esperado por la cárcel. Piensa en los niños». Los recuerdos han actuado como la tina del agua fría, es instantaneo habiéndola llevado en los sentimientos.
- Gracias por la ayuda, señor Сorne
jo-Mejia, - se ha levantado y ha apretado la bolsa al pecho, como si tema que Nicolas notará, cómo se bate fuerte su corazón.
- No por que, - él ha sonreído por la sonrisa encantadora. – has llegado tarde.
- Embrolláis algo, señor. Llego tarde nunca. – lo ha corrido y ha pasado en el gabinete.
En la butaca estaba Ramirez. Habiendo visto a Antonella, él la ha mirado con aire descontento, después para unas horas y se ha levantado para el saludo.
- Buenos días, Antonella. Le esperamos ya las medias horas.
Antonella ha levantado como extrañado las cejas.
- ¿Que, habéis olvidado? – Su reacción lo ha descorazonado.
- ¿Sobre que? – No comprendía sinceramente que debe recordar.
- El encuentro a propósito de la conferencia de prensa, - en ayuda Diego ha llegado a Nicolas. Era asombrado también con la reacción de la ex esposa, y en general se veía extremadamente confuso que le era en absoluto propio.
A la cabeza de Antonella se ha roto la bomba. Se ha palmoteado por la frente. ¡Y bien, claro! ¿Cómo podía olvidar? Aunque, a la luz de los últimos acontecimientos esto no es asombroso.
- Perdonen, por Dios. Hoy el día simplemente loco.
- Bien, Antonella. En seguida pasaremos al asunto.
Mientras Ramirez entable las negociaciones con Antonella, arreglando la lista de las preguntas, la cantidad de las ediciones, que debe invitar a la conferencia de prensa, también el tiempo de la realización, Nicolas observaba callando la ex esposa. Con lo años ha engordado ligeramente, pero esto no ha reducido su atractivo, y es más rápido al contrario; los cabellos brillantes de castaño por los bucles suaves disminuían por los hombros; sus labios, mismo sensual y completo, atraían, y el recorte profundo en el pecho encadenaba la mirada. Él se ha esforzado de repente, habiendo sentido, como es magnético lo atrae esta completamente todavía la mujer recientemente odiosa, la ex esposa, la vida, que le ha roto, y como es fuerte él la quiere y, si no Ramirez ….
- ¿Nicolas, contigo todo está en orden? – Diego lo miraba, ligeramente sacudir por el hombro.
- ¿Que? Sí, todo está en orden, he reflexionado.
- ¿Nuestro senador futuro vive en las nubes? – A los ojos de Antonella han brillado las chispas.
Nicolas la ha mirado, y sobre su persona de nuevo ha comenzado a jugar la sonrisa:
- Pienso como conquistar aún más voces de las electoras de nuestro país.
- Así, todos nosotros hemos discutido, - se ha entrometido Ramirez, - Antonella, se veremos mañana. Hasta la vista.
Él se ha levantado de la butaca y se ha dirigido a la salida.
- Espérame en el coche, - le ha dicho detrás de Nicolas, - a mí el asunto pequeño al señora Piovano.
Ramires ha saludado de paso y ha salido del gabinete. Gracias a Dios, no no necesitará observar, cómo arrancarán otra vez uno a otro los cabellos.
- ¿Y bien, y sobre que querías hablar conmigo? – Ha preguntado Antonella, tan pronto como destrás de Ramires se ha cerrado la puerta.
Nicolas inmediatamente fue serio. El tema, que él quería discutir, no le daba descansando ya hace mucho.
- Quería hablar sobre Nico.
- ¿Como así? ¿De que esto?
- Antonella, te pido, - él se le ha acercado más cerca, - quiero, al fin, ver al hijo. ¿Puede, ha llegado el tiempo de olvidar todas las ofensas?
«Sí, claro!», - ha pensado. El tiempo cura, y tras años la pena y el dolor no parecen por tales fuerte, como era al principio. Y, probablemente, Antonella era listo a perdonar y permitir ya Nicolas verse con el hijo, pero había todavía Lu, y había todavía un robo del cuarto del millón de dólares de su cuenta bancaria, y si va a manifestar la debilidad, su toda vida estable y los niños volará a el diablo.
- Habé olvidado algo Usted, señor. Te has negado al hijo, cuando ha trepado en la cama a estos a dos furcias.
- Todo te explicaba mil de vez. No soy culpable, y no me negaba al hijo de.
- Sobre, claro, ti tal correcto. Y el monstruo, mí a te he puesto, y después ha prohibido verse con Nico. Por todo en la vida es necesario pagar, Se
ñor "No-Puedo-Contener-Pantalones".
- Ya y soy castigado tan bastante.
- ¿Es interesante saber, que? ¿Que en tu vida es malo? Tu business se ha fortalecido definitivamente en el nivel internacional, vives en la mansión lujosa, tu cama es calentada por la hija del presidente del banco …
- ¿De donde sabes? – Ni
сolas la ha mirado es fijo.
- ¿Ti sobre que? – Antonella también ha mirado es fijo en la respuesta, es convulsivo además tratando dar cuenta que ha dicho no así.
- Sobre la hija del banco.
La sangre ha refluido de su cara.
- Pues, ti la persona público. En las revistas escribían que sois el novio y la novia.
- ¿Significa, seguías mi vida? – Él se le ha acercado aún más cerca. Sobre sus labios había una sonrisa pérfida.
- De nada no seguía, - ha retrocedido de él, pero no hay donde retroceder. Él la ha concluido en los abrazamientos, y en un segundo de su labio se han reunido en el beso.

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